Hito en su momento, escalón para una de las máximas figuras de la cultura pop mexicana, Chabelo, y por como llevan el guión basada mucho en lo que pasaba en el universo del Batman a-go-go, la gran aventura de Pepito (imagino que el de los chistes) con Chabelo, es un ejemplo que si creíamos que Ed Wood podía burlarse del cine como tal, se denota al máximo que el director mencionado solo traía ingenuidad en su andar, mientras que el director de esta cinta, José Estrada, se la lleva de largo, y hace una oda al absurdo, más allá del A GoGo, más allá de las sagas del Santo, más allá del mock, talvez más allá del cine de Lucerito y Pedrito Fernández... Y aún así, morbosamente la pasan en películas de cine mexicano, pues los curiosos somos nosotros, los que le dejamos, los que nos intrigamos, y para acabarla de fregar, los que reseñamos.
Los primos Pepito (Martín Ramos) y Chabelo (Xavier López) van a una excursión scout, guiada hasta por el mismísimo Grupo 57 de Scouts México -ustedes saben, para el realismo-, pero entre que Pepito está harto de su hermana (Silvia Pasquel), como una recompensa que hay por un gorila por donde andan, los chamacos protagonistas se separan del grupo, siendo ellos encontrados ellos por el chango y no viceversa, por lo que huyendo de él, entran a una cueva llena de monstruos, y un grupo de maleantes llamado Spectrum, traficantes de uranio, que solo su ingenio y sus travesuras podrán detener.
Y ni siquiera tienen la decencia de mostrar a los monstruos como originales o bien hechos, pero bueno:
La cinta tiene la siguiente lógica: En un lugar, estilo Puebla, Tlaxcala, o algún lugar irrelevante, hay un gorila mal vestido suelto, moustros malhechones, que incluyen una momia, no de Guanajuato, sino egipcia, y un grupo de maleantes que más que maleantes parecen robots, donde un niño ingenioso y su amigote tragón, huevón y estorboso son los únicos capaces de detenerlos e impedir que un peligro mayor azote al mundo entero -quizás-.
Tonta, absurda, malhecha, eso es como está filmada, pero sin duda, para una época como la de ahora, la única razón para ver este altar a lo idiota es el morbo, la curiosidad y bastante tiempo sin tener nada que hacer ni ganas de ver nada en absoluto... Se advierte que su nivel de irracionalidad ni siquiera dejará que se ponga esta película para dormir, como muchas otras de las que hemos hablado, pues éste mal chiste te intrigará y te llevará al final en espera de cómo hará este incomprensible producto para concluir esta extraña aventura.
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