jueves, 20 de febrero de 2014

Toy Story (1995)

Un hito de la animación, tan importante como Blancanieves, Steamboat Mickey o Mary Poppins, la cinta/ el proyecto de John Lasseter, tan relevante en cuanto a técnia e historia como el mismo Rey León, pero superándola (sí, aún con toda la grandeza y palmas que El Rey León trajo consigo), debido al giro tremendo que da no solo al cine animado, sino al cine en su totalidad también, pues pudiendo comparar esta trascendencia con cintas como Jurassic Park o hasta The Jazz Singer, Toy Story marca un antes y un después, en cuanto a economía, preferencia del público, inicio y fin de nuevas tendencias, e incluso el declive 2D para Disney, pues aún cuando esta empresa le ayudó a Pixar en su distribución, con el tiempo, la pequeña Pixar puso el caminar del ratón en jaque, arrinconada, y más trágicamente, en el papel de ser la sombra de aquella empresita que casi rechaza.
Sobre el secreto mejor guardado que es que los juguetes tienen vida (y no como en Pequeños Soldados), y gustan de ser jugados, y hasta son celosos entre ellos, y dictaminan niveles jerárquicos en cuanto a quién quiere más el dueño, la historia se enfoca en el cuarto de juegos del niño Andy (no el de Chucky, un nuevo Andy), y primeramente en su juguete favorito, Woody, con la voz de Tom Hanks, y luego en su nuevo juguete, el nuevo, el astronauta, Buzz Lightyear, con voz de Tim Allen, y la pelea que tiene el uno contra el otro por la supremacía entre los otros juguetes, y todo lo que esto desata, llevando de uno a otro problema a lo largo de la película.
Musicalizada por Randy Newman, que fija un estilo musical a este nuevo estilo de cine, el proyecto de Lasseter se vuelve memorable, al grado de ser la simple creación todo un viaje del héroe por sí sola, y gana como debe el lugar que el esfuerzo, la creatividad, la genialidad le ameritaron. Es una épica y una indispensable del cine de todos los tiempos, ¡Básica!






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