domingo, 6 de julio de 2014

A Torinoi Lo (2011)

Ganando el premio del Jurado del Festival de Berlín del 2011, el director Bela Tarr cierra su carrera con una película tediosa, depresiva, angustiante, cíclica, apocalíptica, miserable, fatal... una oda a la tristeza por la naturaleza depredadora de la humanidad, la cual, el absoluto posible-dios-madre naturaleza está decidido a volver a la nada, arrastrando con los humanos que tanto mal le hicieron...
Comenzando con la narración de Nietzsche tratando de calmar a un cochero cuyo caballo no quiso seguir caminando, la historia parte a partir de entonces, de qué fue del caballo, del cochero y de su mundo.
Estelarizada por Janos Derzsi como Ohlsdorfer y Erika Bok como su hija, la película entonces se divide en seis días, descartando el séptimo porque dios descansó el séptimo día. La vida, en medio de una progresivamente peor, ventizca es monótona y pesada, pero Ohlsdorfer y su hija se han resignado y la han vivido día tras día repitiendo las mismas acciones aburridas una y otra vez, solo que en estos últimos días, todo empeora, el caballo ya no responde, el aire es cada vez más fuerte y un conocido llamado Bernhard (Mihaly Kormos) les ha venido a contar que el pueblo vecino está devastado, que los hombres buenos han muerto y que el mundo está por acabar, después Bernhard se va; unos gitanos pasan de rápido y les regalan una antibiblia que la hija trata de leer, y luego de eso el agua se acaba, el caballo empeora, y la luz se extingue, pareciera que su esperanza de mejoría en su tedio también...
Tarr logra hacer una estática oda a la decadencia, donde la hermosa fotografía en largos tiempos muertos exponen la perdición que el director nos decide mostrar, todo acompañado por el imparable sonido del viento avasallador y el continuo repetir del soundtrack de nos más de cinco minutos de Mihaly Vig, como recordatorio del repetitivo repetido camino que los personajes han decidido vivir. Una gran película para ver calmado, pues es lenta y tediosa como la idea de Tarr, pero que bien vale la pena sumergirse en ese declive humano que hace llorar a Nietzsche e ir a morir tras las enagüas de su madre y sus hermanas...








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