domingo, 10 de agosto de 2014

Teenage Mutant Ninja Turtles II: The Secret of the Ooze (1991)

Superando con creces a la película original, la ahora dirigida por Michael Pressman es un homenaje al recién fallecido Jim Henson, repara algunas de las grandes fallas de la primera, aunque aún persisten tantas incongruencias de mal gusto como el bien recordado momento con Vanilla Ice o los pésimos personajes que terminan siendo Rahzar y Tokka; no obstante, como menciono, gracias al ahondamiento que Pressman le da a las tortugas ninja y sus orígenes, la película podría ser el primer verdadero gran momento de los verdes héroes creados con el mutágeno ooze que fascinarán por generaciones y generaciones.
Tras la muerte de Destructor en la primera parte, las tortugas viven en casa de Abril O´Neal, ahora interpretada por Paige Turco, y tratan de resolver el misterio de quién está tras una nueva ola de crímenes en la ciudad, lo cual desata una rivalidad entre Leonardo y Rafael que difieren en cómo hacer las cosas, por lo que Rafael se excluye, y al lado de un chinito repartidor de pizzas experto en artes marciales llamado Keno, interpretado por Ernie Reyes Jr, quien podría ser una excelente versión teen del street fighter Ryu, empiezan a infiltrarse en el nuevo mundo de pandillas de Nueva York, encontrando que Destructor sigue vivo, secuestró al Dr Jordan Perry (David Warner), creador del ooze, y creó a las ya mencionadas creaturas mutantes Rahzar & Tokka, y ahora planea vengarse de las tortugas a cualquier precio, y completar su plan de dominación que en la primer película no pudo concretar.
Como menciono, la aún llena de idioteces segunda película de las Tortugas Ninja es increíblemente mil veces mejor que la predecesora y podría ser el primer gran momento en la pantalla grande para estos superhéroes (sí, aún sabiendo los logros en taquilla de la primera); la inclusión de íconos del momento como Ice la hacen una poseedora del contexto noventera y querámoslo o no un indiscultible repercutor histórico de la cultura pop, todos queríamos comer ninja pizza, oír rap y sí, con referencia obligada a Karate Kid, todos queríamos tener que ver las culturas orientales, cuyo exotismo y complejidad inundaron occidente afectándolo desde Bruce Lee hasta el estilo de los superhéroes mutantes...
Recomendable más que nada en cuanto a estudio cultural contextual noventero, o para nostálgicos empedernidos.








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