La siguiente reseña tiene spoilers, por lo que es mejor para leer después de ver la cinta:
Cuando me dispuse a ver Mother!, la nueva película de Darren Aronofsky esperaba salir enojado, riendo de cómo el director ya no valía la pena, que todo su legado había terminado años atrás cuando se hizo el harakiri al dirigir la nefasta Noah. Aronofsky era de mis directores favoritos por cada una de las joyas que había dirigido antes, cuando salí de ver Noah me sentí decepcionado y traicionado... no era posible que haya hecho algo como eso... no, no era posible... Ahora que se anunciaba el nuevo proyecto no sentía ganas de verla, no tenía ganas ni de saber de ella, pero sí, me conocen, y saben que mi cinefilia controla más mis pasos que mi mente, y no por nada he gastado tanto dinero en seguir yendo al cine semana tras semana. Fui, esperando salir riendo, pero no lo hice... no tenía idea de lo que acababa de ver, me había dado cuenta que Noah había sido la Duna (ver David Lynch) de Aronofsky... él sigue siendo lo de siempre, y más, él era un indispensable, un artista, un genio... eso no se puede dejar de ser.
En todo este lapsus comenzó el rumor de que el director salía con Jennifer Lawrence, la actriz de moda de la época, uniendo puntos de la pensada superficialidad; paso siguiente que conllevó a que ella se volviera la protagonista del nuevo proyecto. Javier Bardem el protagonista.
Fuego-Naturaleza-Despertar
Acto I. La cinta anunciada como película de horrror inicia con Lawrence y Bardem viviendo solos en una gran y bella casa en medio de una nada boscosa. Él es un poeta sin inspiración, ella su esposa, mucho más chica que él, se dedica a tener la casa perfecta, trabajando en cada detalle por ella sola. Un día Bardem llega con un hombre (Ed Harris), a quien ni conoce pero le ha ofrecido su casa para quedarse a vivir en ella. El hombre, pese a ser doctor, está enfermo e insisite en seguir fumando; extrañamente Bardem le defiende a toda costa, ella le odia naturalmente, y odia aún más el hecho de que fume dentro de la casa. Harris es amable, pero su naturaleza destructiva nunca conecta con ella; ella es recelosa de su casa, a la cual ama como si ella fuera el resinto, al grado de que cada vez que se recarga en las paredes escucha el corazón del edificio latir. La noche de su llegada, cuando Barde, le llevaba en visita guiada al hombre, le presenta su objeto más preciado, una piedra con líneas rojas que dice encontró luego de un feo incendio que destuyó todo, objeto que llama extremadamente la atención a Harris. Luego llega la esposa del hombre, Michelle Pfeiffer, una mujer grosera y cochina, que juega con la mente de Lawrence a su antojo, recorriendo la casa como se le da la gana, y rompiendo todas las reglas que se le van imponiendo, al grado de ir desvergonzadamente al cuarto de la piedra del incendio y romperla; algo que hace enojar horriblemente a Bardem. Los siguientes en llegar son los hijos de la pareja (Domhnall y Brian Gleeson), ambos envidiosos entre sí más que nada por ver quién se queda con la herencia de su padre; en sus pleitos, uno asesina al otro dentro de la casa; Bardem, Harris y Pfeiffer van a ver si lo pueden salvar a un hospital, en la casa se quedan Lawrence y el asesino; él realmente no le hace nada a ella, solo la asusta... Más tarde llega Bardem a la casa a decir que el chico a muerto y ya solo le resta dejar a la familia hacer el funeral en la casa para dejarles ir. El poeta es un hit entre los visitantes, pero desprecian cada palabra de ella, quien solo busca quietud y paz en su casa. El luto se tornará en caos cuando el desorden empieza a poner la casa de cabeza, y finalmente ella se atreve a correrlos. Cuando él le reclama, ella le reclama peor diciendo que ni siquiera le puede hacer el amor, él se lo hace e inmediatamente a la mañana siguiente ella ya está embarazada; el hecho hace que la inspiración vuelva a él, y empieza felizmente a escribir.
Acto II. Han pasado varios meses, y él terminó su obra y se la muestra a ella, ella llora de lo bella que es; al instante habla su publicista (Kristen Wiig) para decir que a ella también le fascinó; ésto desconcierta a Lawrence, pero no le da importancia, y en lo que Bardem se va a checar detalles de ventas y demás, ella prepara una cena para celebrar. Ya que van a cenar, empiezan a llegar fans para pedir el autógrafo del poeta, impidiendo la cena en paz; él no le dan importancia, pero los fans siguen y siguen llegando hasta que el descontrol se desata y el fin de todo comienza; los invitados se vuelven plaga, superan el caos del funeral y todo al momento del parto de Lawrence. Ella halla un lugar donde tener al niño, él se encierra con ella y lo tienen. Ella no le presta al bebé si no corre a sus fanáticos; él enfurece, pero espera a que se duerma para tomarlo. Cuando ella despierta, él les muestra a su hijo a las masas, y luego se los presta; ellos lo rompen y devoran. Todo se ha perdido, la ira sobrepasa su paciencia: incendia la casa, todos se queman con ella, menos Bardem. En medio de la desolación él la carga carcomida por el fuego, le pide perdón, y arranca su petrificado corazón, esa piedra con líneas rojas de antes; él la coloca donde estaba y todo da inicio una vez más...
WTF?
Las luces se encienden y el desconcierto reina. Se oyen suposiciones y quejas, las caras de extrañeza se unifican. ¿Qué hemos visto? Mi primer impresión fue rearmar lo visto no como narrativa ni lineal ni discontinua, sino alegórica, poética, hiperbólica, yo lo vi como un poema de amor en primer instancia; Bardem es el poeta demiurgo, ella es su hogar, ella es lo que ama, él vive por y para ella, pero es imperfecto y siempre falla, por lo que siempre tiene que reiniciar desde sus errores. La figura del creador demiúrgico es la base de la creación artística, el capaz de generar universos con su voluntad; ella es su musa e inspiración, el mundo actual es una ola de tentación e idiosincracia que puede consumir cualquier amor posible...
Al día siguiente alguien me dijo que era una interpretación bíblica en dos episodios, el primero termina en muerte como el Antiguo Testamento, el segundo es el apocalípsis. Ed Harris es Adán, Pfieffer es Eva, los Domhnall son Caín y Abel ¿qué no la muerte tendría ver más con Jesucristo? ¡Es un simbolismo! Bardem es Dios, Lawrence la madre tierra... tiene sentido..
Finalmente hoy leí que el mismo Aronofsky dice que es una alegoría sobre la madre naturaleza, los humanos son plaga, Bardem es el poeta creador, Lawrence la naturaleza... todo se une y tiene congruencia: Bardem les crea, les ama a todos, más a su máxima creación, su diosa, la madre naturaleza, pero es demasiado empático con los humanos, cuya única naturaleza es destruir, y de un momento a otro le distraerán lo suficiente para echar a perder la más bella de sus creaciones: la naturaleza.
Si nos basamos en los significados de la función autoral de Foucault todas las interpretaciones tienen sentido, y entre menos diga el demirgo original más sentido tiene este sinsentido, paradojas del lenguaje artístico contemporáneo; pero gracias a demiurgos como Aronofsky nos damos cuenta de lo joven que aún se encuentra el medio cinematográfico, un medio comunicativo cuya raíz no sabemos cuán profunda o cuán distinta puede llegar a ser, las posibilidades aún se vistan infinitas, y eso alienta a que cada momento se pinte de matices diferentes ¡qué gran experiencia aún nos resta ver!
Ok, ok, ya entendimos lo que el cíclope blog tiene que decir, pero ¿qué más hay ahí? La crítica dividida; medios como el Observer US le ha catalogado como la peor cinta del siglo; algunos han dicho que Aronofsky se ha vuelto loco; le han llamado pretencioso, y hasta le han comparado con Twin Peaks el Regreso. Obvio cualquier cinta/proyecto hay que compararle, el lenguaje es referencial, se vale criticar comparando... el hecho de compararle con David Lynch ya es un cumplido; y sí, es a ese olimpo al que gente como Aronofsky y Lynch van. Antes comparábamos a Aronofsky con Danny Boyle, por ser la dupla Requiem-Trainspotting, ahora lo podemos comparar con Von Trier, con Greenaway, con Bergman; todos ellos son los que hacen del cine el gran medio que realmente es, que el dinero corrompe y la creatividad cura. Mother! es de los proyectos no más pretenciosos de los últimos tiempos, es de las propuestas más disrruptivas que se hayan vivido, nos recuerdan que el cine es arte, y el arte está hecho para crear sensaciones, para jugar con nuestra inestabilidad inconsciente, para tocar nuestras almas; nos recuerda que el arte cinematográfico no solo es hermano de los medios visuales, sino de la provocatividad musical abstacta, y que las narrativas solo son un pretexto para interpretar sentimientos inimaginables, la sociocultura aún no lo ha arruinado todo, la alegoría ha servido desde siempre para demostrárnolos, y Aronofsky la ha usado magistralmente.
Entonces ahora tenemos una de las piezas más importantes no solo del año, sino de los últimos tiempos ¿un punto de quiebre? sin embargo en cuanto a recomendación no sé si hacerla ¿está el mundo preparado para esto? ¿idiotas como Eugenio Derbéz o Adam Sandler no nos han echado a perder suficiente? Yo recomendaría Mother a los que no tienen nada qué perder y todo qué ganar, a los cinéfilos de mente abierta, a los poetas, a los artistas, a los soñadores y pensadores... el público enclaustrado la odiará; no es una película fácil, es una obra retórica, una reinterpretación de estipulaciones que trascienden contextos, una pieza de sabor a fuego que pocos intentarán siquiera tragar...
Desde este blog ocular yo la he amado y me ha hecho ver lo tonto que fuí creyendo que Noah era el final de Aronofsky; le menosprecié y mi merecido ha sido el guante blanco... nunca vuelvo a prejuzgar en base a errores momentarios que definen instantes, no totalidades.
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