La historia, para empezar, Martino respeta los standares planteados desde el comienzo de la tira cómica, con un Charlie Brown perdedor, un Snoopy totalmente agradable y mejor amigo de Brown, siempre en una juerga imaginativa al lado de Woodstock, un Linus tímido pero incondicional del protagonista, Lucy, la total perra de la historia pero sin llegar a villana, Peppermint Patty y su patiña, el mugrosito, el niño de color, etc, etc, etc... pero el extra es el hecho de la llegada a la escuela de una niña pelirroja, de la que Charlie se enamora, pero como debía de pasar, su pena y su falta de seguridad se vuelven constantes inconvenientes para llegar a ella, por lo que el resto de la cinta se dividirá en el cómo lograr impresionar a la niñita nueva, y una historia fantástica que se le ocurre a Snoopy basado en cómo le va a su dueño en su aventura amorosa, y una avioneta que le inspira a inventar a un villano que realmente nunca aparece y se llama El Varón Rojo.
Y pues sí, así de simple, así de entera...
¿Y cuál es la opinión? Bella.
Si leyeron la reseña de Star Wars 7, uno se queja de la repetición de la fórmula -principalmente-, pero el título de aquella película se juzga a sí misma, es una séptima entrega, no un remake, un reboot o una adaptación nueva; mientras que en el caso de Peanuts, la cinta es un comienzo, uno que tiene que revivir lo dormido de las caricaturas y cómics, respetar sus esencias, y a la vez dar un espectáculo cinematográfico visual digno de la era en la que vivimos. Y Peanuts lo logra.
Primeramente se aplaude el logro en animación, el cual mezcla estilos del 3d actual, una mezcolanza entre el estilo de animación usual, como el usado en cintas que van desde Madagascar a Inside Out, con una textura que no le pide nada a los efectos de grandes piezas en efectos visuales como Jurassic Park o Narnia, y una animación 2d que se basa tanto en las tiras cómicas originales como las caricaturas con las que crecimos, haciéndola una cinta exquisita en el campo de lo visual.
Por otro lado está toda la estructura, la cual no sofoca la trama en canciones tontas actuales, las mete sutilmente, pero nunca imponiéndose ante la usual música jazzerona que la caricatura siempre usó. En el score, es el músico Christophe Beck quien hace un perfecto homenaje a lo que desde siempre ha habido. El resto de la estructura se vuelve fluído entre el cuento de Charlie Brown y el de Snoopy; la película nunca se torna tediosa pese a que no recurre a la facilidad de tener una trama idiota que por medio de la inmediatez se gana a las audiencias desesperadas y estúpidas. No, Peanuts no subestima a su audiencia y se apega a su estilísimo para jamás corromper el alma del original.
Y finalmente el mensaje y el argumento, que sí, es uno muy básico, y ampliamente usado, pero no se podía acomplejar más esta trama debido a que como cinta de niños, el plan parecería tener una historia simple embelezada con la esencia tan peanutzera la que, bien usada, hará de esa sencillez la preciosura que termina siendo.
¿Qué más decir al respecto? Si han llegado a esta parte de la reseña ya saben que la cinta es totalmente recomendable, y sin duda, ésta, al lado de Inside Out y el Principito nos aclaran que pese a no haber sido un gran año para el cine, sí lo fue para el cine animado. Ojalá no decaiga, ojalá no retroceda... ojalá ya no hagan películas de minions, ni de tal ni de tal ni de tal ni de tal.

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