Tras la redención de la saga en La Leyenda de la Llorona, la franquicia da un nuevo momento en la misión en contra de las momias de Guanajuato, pues tal como lo preveían desde la cinta anterior, la personaje Xochitl tiene problemas con pseudo momias que parecen zombies, y Leo San Juan y sus amigos tienen una nueva misión para, no solo rescatar a Xochitl, sino demostrar que la saga sí vale la pena.
La cinta ahora inicia con la historia de Valentina y su padre, familia dependiente de una mina lidereada por un francés que lo que realmente busca es una escultura prehispánica para revivir a su esposa, sin embargo, en el intento revive a todos los muertos de Guanajuato, dando pie a la llegada de los héroes, quienes como siempre salvarán el día entre bromas y aventuras.
¿El veredicto?
Tras la Nahuala, la Llorona fue éxito rotundo y honorable, pero en esta ocasión hubo primeramente un detalle angular sobre el resultado de la cinta, y es el regreso de Ricardo Arnaiz en la cabeza de guionistas, y aunque Alberto Rodríguez repite como director, los malos chistes vuelven... no tan malos como los de la Nahuala, pero sí suficientemente malos como para opacar el brillo de la Llorona, volviéndola cansada y aburrida. En cuanto a la animación se nota uno que otro ahorro de producción pero no baja al nivel de la Nahuala tampoco, pero ahora es más comparable con el Chavo del 8 y El Chapulín Colorado que con Nickelodeon y Cartoon Network, como a la Llorona comparé en su relativa reseña.
Entonces la cinta no es pésima, pero tampoco le hace justicia a la Llorona; es posible que sea culpa de Arnaiz o del ahorro de dinero por parte de Anima, pero no es lo mejor producido en México. Es recomendable para los chiquillos, pero dudo que un cinéfilo adulto guste del resultado final.
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