viernes, 6 de junio de 2014

Hellboy (2004)

Querida por Guillermo del Toro desde que en el set de Mimic conoció a Mike Mignola,  pero intentada hacer repetitivamente sin éxito, sin embargo, luego de Blade 2, las productoras finalmente le dan la opción de hacer Blade 3 o Hellboy, y Del Toro se realiza, el demonio rojo de Mignola era algo realizado; por lo que cumpliendo el deseo de ambos, el favorito de Del Toro: Ron Perlman da vida al protagonista acopañado de Selma Blair como Liz Sherman, la novia de Hellboy, John Hurt como Trevor Buttenholm, el papá adoptivo de Hellboy, y Dou Jones como Abe Sapiens, el amigo de Hellboy.
Sobre una misión bélica en los 40´s asesorada por Buttenholm para situar una investigación paranormal nazi liderada por Rasputín (Karel Roden) y Karl Ruprecht Kroenen (Ladislav Beran) para abrir un portal interdimensional y liberar un demonio que ayude a los alemanes a conquistar el mundo, que se ve frustrada por el ejército americano, encontrando ahí a un hellboy niñito, al cual adoptan y le educan para que sirva al gobierno de Estados Unidos en un departamento secreto llamado Buró de Investigación y Defensa de lo Paranormal, es ahí donde conoce a Abe Sapiens y a Liz Sherman; y ya en la actualidad, casi sin envejecer (por su status de demonio) su actividad secreta continúa, teniendo ahora que detener a Rasputín y sus amigos que han vuelto para completar lo que antes comenzaron.
Pese a usar a villanos como Rasputín, la cinta es bastante aceptable y muy comparable con lo hecho por Mignola en la historieta; no es la mejor película de superhéroes, pero en ningún momento se muestra fofa, y el llevamiento visual puede enmendar algunos lapsus narrativos que pudieran ser aburridos. Claro que es recomendable pero sin esperar ver ni lo mejor de Del Toro, ni del género de superhéroes, más bien la podemos situar al lado de películas similares como Liga de Hombres Extraordinarios o Los Vengadores (la película de 1998 con Uma Thurman y Ralph Fiennes), las cuales no son malas, pero no son significativamente sorprendentes.







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