Cuando era niño y traté de hallar algo para mí, tras maduramente entender que en los deportes era un fracaso y no les tenía el menor interés... así que decidí que ese algo eran los cómics, comenzando desde entonces a coleccionar todo lo DC y Marvel que pude, teniendo incluso en esa época la suerte de que comencé más o menos cuando Superman y Batman murieron respectivamente... no obstante, las historias llevaban tanto que no las sentía mías, yo tenía que alcanzarlas, era de generaciones anteriores, no mía... pero entonces hubo una convención de cómics, se llamaba la Mecyf, y a la entrada de esta, con mi boleto de ingreso se regalaba un cómic, el número 0 de un cómic que había salido en EU un par de años atrás, y que ahora Editorial Vid publicaría, era Spawn, de Todd McFarlane, el cómic de mi generación que me tocó adoptar, leer, amar y poseer... El cine no lo peló por muchos años, hasta que se anunció su película finalmente, y obviamente me emocioné como más tarde me emocionaría por películas como Batman v Superman o Avengers... Ahora era mi turno... ¿y qué terminó siendo?
Dirigida por Mark Az Dippé, un tipo que nunca volvió a aparecer en ningún proyecto relevante, y estelarizada por Michael Jai White, la cinta es una película de origen, retomando la historia de Al Simmons (MJW), quien se la pasa asesinando gente por todo el mundo para un político llamado Jason Wynn (Martin Sheen); solo que cuando se da cuenta que lo que hace está mal, decide salirse de la agencia, pero Wynn es manipulado por el diablo para que le mate y el alma del asesino sea enviada al infierno para su juicio; ya allá se encuentra con el demonio Malebolgia quien le propone volverse el líder de su ejército de Hellspawns a cambio de darle oportunidad de volver a la Tierra para que pueda ver a su esposa Wanda (Theresa Randle); solo que regresa todo quemado, pues así lo mataron, y Wanda no lo reconoce, además se casó con su mejor amigo Terry (DB Sweeney)... ahora Simmons es un Spawn, y su entrenamiento se lo debatirán otro Spawn de otro tiempo, Cogliostro (Nicol Williamson) y un demonio celoso por la selección de Simmons como líder infernal, Violator (Joh Leguizamo), uno lo persuadirá de los planes infernales, el otro le jugará mil trampas para manipular el apocalipsis a su antojo.
Así, desde cambiando la raza de los personajes -en el cómic Terry es negro, y aquí no- hasta pésimos efectos chafas de la primera era del CGI, Dippé termina haciendo una cochinada de lo que tanto amé en los cómics; primero dejándome un mal sabor de boca y hasta pena con mis amigos a los que convencí de ir al cine a ver la película, en aquellos años noventeros; hasta ahora al volver a verla y poderla comparar, actoralmente al menos, con bromas fílmicas como The Room, en casi todas las escenas de Sweeney... Quizás lo más relevante es lo hecho tanto en maquillaje como interpretación en Leguizamo como Violator Clown, pero lo malo le gana a lo bueno y esta interpretación nadie la recuerda a más de veinte años de su estreno.
Aquí cabe destacar que lo bueno, como muchas películas de la época, es el soundtrack, que incluye a gente como KoRn, Marilyn Manson, Crystal Method, Filter, entre otros...
Hasta a Todd McFarlane le dio pena su producto final, y ya no quizo volver a ceder los derechos a ninguna compañía, decidiendo hacer una "secuela" él mismo, pero hasta la fecha no se sabe mucho de ella más que ya existe un guión, pero nada se ha dicho de la producción...
Es una lástima que ese personaje "mío" haya quedado en manos tan patéticas, pero así es la vida, qué más se le puede hacer... Es recomendable para los que, como yo, hayan leído el cómic, pero con la precaución de la desilusión; pero a los que nada saben o tienen que ver con el personaje, mejor absténganse, me dará pena que vean algo que yo vi con tanta ilusión y con tanta decepción terminó dejándome...
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