La historia entonces es triste, nos narra cómo Dean Pereira (Gosling) trata de revitalizar el romance que tiene con su esposa Cindy Heller (Williams), la magia se ha perdido, y él cree que yendo a un hotel temático todo puede volver a como era antes de que todo empezara a decaer; estando allá se desatarán flashbacks de cómo el destino les ha llevado hasta donde están... SPOILER NO TAN GRAVE: Las cosas no marcharán muy bien -lo habrán imaginado por la introducción del texto- y la triste historia termina ahí...
Teniendo entonces como principal secuencia la del hotel, es ahí donde Cianfrance, de la mano del cinematógrafo Andrij Parekh, se lucen y logran hacer de la cinta una completa obra maestra en cuanto a poder traducir el sentimiento de los personajes a imágenes en pantalla. La fotografía y el ritmo estructural se vuelven sublimes, la tristeza es contagiosa e innevitable, y todo se cierra con la fantástica química lograda entre los actores protagónicos. La cinta justifica minuto a minuto porqué se ha vuelve ese ícono de culto que menciono, una indiscutible e innevitable en el género amoroso de los días recientes.
Entonces bien, la película claro que es recomendable, y cada buena mención, incluida la nominación de Williams a mejor actriz en los academy awards, es totalmente merecida, y seguramente se conservará como una indispensable en cuanto a estudio del amor dentro del séptimo arte por muchos años por venir.

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