De los creadores de "Ella se llamaba Martha" (aka BvS) y "Todo es resolvible por el Poder del Amor" (aka Wonder Woman) llega la más nueva entrega, el combatiente perfecto para Black Panther aka Wakanda -por eso de lo fregón que Atlantis debía ser-, así como el alumno perfecto de películas como Tron, El Señor de los Anillos, Star Wars, Avatar -tanto como la de James Cameron como el Maestro Aire-, La Sirenita, algún videojuego con buenas gráficas, la horrenda música de Pitbull, Jurassic Park y cuanta película se les venga a la mente, ¡Aquaman!.
El director de cintas de culto como Saw, Insidious o The Counjuring, cambia de género para abordarlos todos al mismo tiempo; con todas las influencias de todas las películas que se le vinieron a la mente, DC confía todo su reinado de 2018 a una sola película, y esa película es el gran blockbuster tuttifrutti del superhéroe por tanto tiempo menospreciado -nomás porque cabalga caballitos de mar-. Luego de su gran presentación en La Liga de la Justicia, Wan le hace su propia película que bien podría tener de subtítulo ideal : AQUAMAN - Sin Miedo al Ridículo.
Estelarizada por el ya conocido Aqueman, Jason Momoa, la cinta inicia con el romance de sus padres (Nicole Kidman + Temuera Morrison), él un cuidador de un faro, ella reina de Atlantis, separados por el racismo atlante contra la humanidad y dejando al pequeño Arthur sin mamá y resentido contra el reino de donde ella proviene -también debido a que otro atlante, Vulko (Willem Dafoe) le dijo que a ella la había ejecutado-. Luego de todo el relajo con Steppenwolf (en JLA), Mera (Amber Heard) va a buscar a Arthur aka Aquaman para que le ayude a estabilizar los reinos debido a que el hijo menor de Nicole Kidman, Ocean Master (Patrick Wilson) anda buscando cualquier pretexto para invadir a los humanos... de una u otra forma Aquaman acepta ayudar, aventandose a la aventura más alocada que un atlante haya vivido; con muchas bromas, geografía submarina, flashbacks al origen atlante, pulpos percusionistas, dinosaurios submarinos y todo un mar de posibilidades, Aquaman y Mera intentarán de una u otra manera evitar la guerra entre los atlantes y los humanos.
Completando el cast con Yahya Abdul Mateen II y Dolph Lundgren, la película es como poner todas las ideas en la licuadora, mezclarlas con el evidentemente grande presupuesto y ver qué sale de resultado.
Iniciando con unas caracterizaciones CGI en Kidman y Morrison de tan alta calidad como la barbilla de Superman en JLA, la cinta pasará de narrativas épicas a espaciales, música fantástica de Rupert Gregson a vomitivos sonidos de Pitbull destruyendo el clásico de Toto, Africa, de secuencias donde los caballitos de mar lucen como vehículos envidiables a animales como de Disney que lo único que hacen es devaluar el concepto DC más y más y más... La batalla final de la película bien pudiendo ser de los momentos más increíbles de la marca termina siendo una escena sin pies ni cabeza que harían ver a una pintura de Jackson Pollock como un ejemplo de orden y cordura en un momento caótico y sin sentido como parece que es la realidad hoy en día para el director a cargo.
No obstante, sí termina siendo una película divertida y estridente, pero nada más... casi dedicada a niños sin criterio -que no conozcan el universo marvel- puesto que el resultado total de la cinta tan solo resulta un licuado de todo sin un alma o una narrativa relevante.
La cinta es recomendable si usted es de los que gustan del cine como de una alocada montaña rusa... si usted quiere seguir viendo el hundimiento de la gran compañía DC o si solo va a despegarse del tedio diario como a veces uno hace al irse al cine... si quiere ver un producto inteligente o bien elaborado al menos, evítese la pena de irse a quejar y salir desilusionado... qué tristeza que parece que DC ya no lleva rumbo hacia ningún lugar... y aún viene Shazam, así que preparémosnos.
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