viernes, 22 de julio de 2016

Deathgasm (2015)

Ópera prima de Jason Lei Howden, con una agradable mezcla de ahora clásicos como Evil Dead o Shaun of the Dead, la universal historia de Brodie, un metalhead inadaptado, fue filmada en Nueva Zelanda, pero tan adaptable a cualquier país como cualquier película hollywoodense. ¿Qué entonces cómo llegó a nosotros, con esas distribuidoras mexicanas tan nefastas? Netflix. Sí, las redes hablan de la película, pero ahora con la magnificencia que es el video on demand de Netflix, un fan boy from hell tiene acceso a estas nuevas joyas que sin ser las máximas en su género, mantienen vivas esas ilusiones que nosotros de jóvenes sentíamos por otros films tan empatizables como ahora lo es la que seguro se volverá de culto Deathgasm.
Brodie (Milo Cawthorne), el metalero mencionado, se va a vivir con sus tíos hyper religiosos, pero el chaval no deja sus gustos musicales en su antigua vida, los lleva con él a ese prejuicioso pueblo neozelandes. Su primo (Nick Hoskins Smith), el bullie del pueblo, se vuelve su principal pesadilla, haciéndolo rápidamente cuál es su lugar en la pirámide social del lugar; se tendrá que juntar con los ñoños que se la pasan jugando juegos de rol, y jamás tendrá acceso a la queen-b del colegio, Medina (Kimberley Crossman), la cual, a parte de todo es con la que el primo quiere.
El único break que Brodie tiene es oír su música metalera, y en su necesidad de sanamiento visita la tienda de discos para comprar nuevo material para su colección. Ahí conoce a Zakk (James Blake), un metalero un poco mayor con el que conecta inmediatamente, sobre todo por compartir su gusto por una banda legendaria llamada Haxan Sword; forman una banda llamada Deathgasm -ellos dos y los amigos ñoños de Brodie-; y finalmente van a casa del vocalista perdido de Haxan Sword, donde encuentran las partituras extrañas de una desconocida canción, y se van de ahí antes de la llegada de un misterioso agente que mata al música antiguo poseedor del texto.
Ya con Deathgasm, emocionados porque el texto está en latín, tocan la canción, pero son interrumpidos. Es Brodie quien termina de traducir la letra, que habla de dar poder a quien la toque, y vuelve demoniaco al pueblo completo menos a él y sus amigos.
El apocalipsis metalero se verá aparte complicado por la intromisión de Zakk con Medina, a quien Brodie ya empieza a conquistar con su nueva autoconfianza postdeathgasm, y un grupo satanista que busca el poder del himno negro para su beneficio personal.
Sí, enredada, pero no realmente; la película es una divertida aventura para metaleros, fans from hell, cinéfilos, netflixfílicos y colaterizados. No, no llega a alcanzar a ninguna de las dos masterpieces que mencioné al principio, pero sin duda aplasta a bastantes películas b a su paso, bien situándose, al menos, al lado de un bloque sólido de terror cómico donde también están cintas como What we do in the Shadow y Braindead aka Tu mamá se comió a mi perro.
Obviamente el producto es recomendable, así que vayan llénense de sangre, y con ese genial ost que incluye a Trivium rockeen y maten zombie satánicos, que el mundo no es suficientemente grande para albergar más géneros musicales, ni siquiera los auténticamente provenientes de las entrañas del infierno.









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