Luego de Requiem, con las palmas en alto, con las miradas puestas en él, Darren Aronofsky se vuelve zen, se torna trascendental, empieza su camino al paraiso de los magnos directores de todos los tiempos, hasta alcanzar el rango que actualmente ya tiene; y su primer paso a la veracidad fue el universo entre los tiempos, al cual tituló The Fountain, la Fuente de la Vida.
Estelarizada por Rachel Weisz y Hugh Jackman, la película narra tres hilos narrativos, una sobre un doctor cuya esposa está al borde de la muerte, otra sobre un conquistador inquisitor en la Guatemala recién conquistada, y la otra sobre un astronauta que practica el Tai Chi Chuan, todo alrededor de la idea del arbol de la vida, de la sobrevivencia, de la inmortalidad, de la comprensión de la vida.
Aronofsky reafirma su genialidad en la exploración libre del éxito, navegando en su mente como un ave que acaba de conocer su capacidad de vuelo, aún cuando Pi ya es una joya perse, es hasta Requiem que la carrera del director se pone en el mirador universal, y con The Fountain inicia su ascenso al pabellón de los grandes directores.
Claro que es recomendable, pues a pesar de la complicación narrativa que comento, no es un extremo del enredo, así que aún si usted es un novato en el estilo, es muy recomendable conocer la película; ya si usted gusta del estilo, es una indispensable para su conocimiento.
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