jueves, 2 de noviembre de 2017

Coco (2017)

Dirigida por Lee Unkrich casi a manera de regalo para el pueblo mexicano, Coco es la más reciente película de Disney Pixar, la cual se torna el más grande regalo de la compañía, desde Los 3 Caballeros, hacia la idea de México para el mundo.
Si algo se ha visto que el exterior admira del país es el inmenso contenido tradicional que los mexicanos tienen desde la era prehispánica; una enormidad de leyendas, cuentos y mitología que desde ese tiempo han definido al territorio, girando a un tema tabú para el mundo occidentalizado: la muerte. Mientras que afuera es el tema de miedo, aquí se ha manejado como paso, como trascendencia, manejando su inevitabilidad no como un defecto sino cualidad de un proceso existencial donde lo único que puede ser perjudicial aquí realmente es el olvido.
Así que habiendo estudiado más a fondo estos conceptos; yendo incluso más adentro de lo que muchos mexicanos vamos, Pixar ha creado una historia postfrozenmoana que tiene como reto sobrepasar la enorme popular de esos nuevos hitos animados con una historia no rompebarreras genéricas, sino culturales. Queda muy bien entonces estrenarla en el tiempo de discriminación y odio que Trump ha iniciado, demostrando que ser estadounidense no es sinónimo de racismo y hillbillismo, solo es una desición que no todos han aceptado adoptar.
La película nos narra la historia de la familia Rivera, una que fue abandonada por el patriarca que más que cuidar a los suyos desaba dedicarse a la música por encima de lo que sea... La matriarca, Imelda (Angélica Vale) no se vuelve víctima sino superadora de la crisis; pone un negocio de calzado y eso hace a la familia salir adelante y superar el abandono de su marido, teniendo como única tragedia real el hecho de que la familia se volvió total hater de la música, repudiándole generacionalmente hasta llegar a Migue (Luis Angel Gómez Jaramillo), un tataranieto que ama a su familia, pero secretamente desea ser músico, pues admira por sobre todas las cosas al ícono Ernesto de la Cruz (Marco Antonio Solís), en quien se pretende inspirar para llevar a cabo sus sueños por encima de cualquier adversidad.
El conflicto se cita cuando hay un concurso de talentos en el que quiere participar, pero, al no tener una guitarra para entrar, decide ir a robar la guitarra original de Ernesto de la Cruz a su mausoleo, desatando entonces una maldición que le traslada al mundo de los muertos, por robarle a ellos la noche que los portales entre ambos mundos se unen, el día de muertos. Allá ahora Migue tendrá que hallar a sus familiares para que le bendigan de vuelta al mundo de los vivos; solo que sus muertos también son odiadores de la música, por lo que aliado de un esqueleto vago llamado Héctor (Gael García Bernal), tendrá que buscar la manera de regresar a su casa antes que la noche termina o se quedará atrapado en esa dimensión por siempre.
Estrenada en vísperas del día de muertos, en el Festival de Morelia y el Palacio de Bellas Artes, la película ha sido un éxito eclipsante que ha deleitado y hecho llorar a cuanto mexicano la ha podido ir a ver; por su hermoso homenaje, su bien llevamiento de las tradiciones que aborda, su excelente soundtrack por parte de Michael Giacchino, y su heróico viaje entre calacas y alebrijes que dará un vistazo profundo a la historia mexicana tan digno como en su momento lo hicieran hacia China con Mulán o a la cultura samoana en Moana, por mencionar algunos.... Disney siempre ha sido respetuosísimo cuando hablar de culturas se trata.
Completando el cast mexicano con Cesar Costa, Chabelo, Elena Poniatowska, Cecilia Suárez, Ana de la Reguera, entre otros, y haciendo cameos homenajes de íconos como Cantinflas, el Santo, Frida Khalo, Diego Rivera, Pedro Infante, entre otros, la cinta aún no ha sido estrenada en casi todo el mundo, donde el verdadero juicio podrá ser efectuado, donde la objetividad no será viciado por la empatía de ver su cultura animada magistralmente por el equipo infalible de Pixar.
La película termina siendo una nueva joya del ratón pop; y pese a que en algún momento se temía copia del Libro de la Vida, Unkrich logra crear una visión totalmente diferente a lo que la empresa a venido haciendo los últimos años, teniendo una historia con más aventuras concisas más que discursos de género y actitudes, que es lo que parecía ya solo llenaría los conceptos de la compañía...
Entonces bien, la cinta es una absoluta recomendación, nuevo clásico, agradecido homenaje a nuestra cultura que esperemos sirva como recordatorio a lo que realmente significamos, y pareciera tiene que venir James Bond o Disney para restregárnoslo en la cara...
Como puntos negativos, pues sí los hay, son el aburrido y fofo corto de 20 minutos sobre Olaf (Frozen) que te obligan a ver antes de la película -es tan tonto que hasta marchas en su contra se dicen estar organizando-, y el hecho de la atemporalidad en la que ponen al México del presente, donde pareciera que el país es un pueblo mágico con televisores de los 80´s donde los últimos casi 40 años no ha ocurrido nada más que callejoneadas y festivales de cempazuchitl... No obstante, estos contras no son suficientemente negativos como para destruir todos los puntos buenos que antes habría yo de mencionar.... ya esperaremos pronto la crítica internacional, por ahora vayan y disfruten.












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