miércoles, 28 de mayo de 2014

El Ángel Exterminador (1962)

Gracias al éxito de Viridiana, el productor Gustavo Alatriste le encarga a Buñuel una nueva cinta, ahora con mayor libertad, solo pidiéndole que vuelva a usar a su esposa, Silvia Pinal en uno de los roles relevantes; Buñuel acepta, aún cuando no está 100% feliz con el presupuesto, pues para la historia que pensaba contar requeriría un presupuesto de burguesía francesa o inglesa, pero la hace, superando a su aplaudida Viridiana, Buñuel se da vuelo al poder volver a explorar la libertad, y hace del misterio su bandera, del surrealismo su sendero y de la bestialidad y el salvajismo desenmascarado como la revelación del mañana que nos espera. ¡Muera la hipocrecía, somos animales!
En una mansión hay una fiesta burguesa donde todos sacan a relucir sus modales, su dinero y sus poses, el tiempo corre, los sirvientes parten, y ya cuando es conveniente irse, a cada uno de los asistentes les da sueño, despertando en la sala donde la fiesta fue, encontrándose todos misteriosamente imposibilitados de escapar, por lo que poco a poco van sacando sus lados reales, valiéndoles poco su dinero, su moda, su estilo, por la supervivencia... hasta que en cierto momento, el cautiverio culmina... ¿o no?
Basada la idea en la Balsa de la Medusa del pintor romanticista Gericault, con el naufragio y la realidad bestial como bandera sincera/sinceradora; la película no solo es más grande que sus clásicos Los Olvidados o la misma Viridiana, sino que ese encuentro con su metafísica surrealista que el Perro Andaluz había tenido, ahora son reutilizados elegantemente, ya con la carga de la inmortalidad y el peso de ser LUIS BUÑUEL, la cinta es una absoluta joya del misterio que haría sonrojar a Hitchcock o enredaría y confundiría a Lynch. Una absoluta recomendación, una piedra angular del surrealismo, del misterio, de la fantasía, del cine en general.





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