Ya introduciendo de lleno a quien fuera su fetiche y su representación de sí mismo, Marcelo Mastroianni, la cinta narra las "aventuras" de Marcello Rubini (quien a los productores les hubiera gustado que fuese representado por Paul Newman o algún gringo que se dejara, tratando de repetir el efecto La Strada, sin embargo Mastroianni comienza su propio legado a partir de ésta cinta), un reportero de espectáculo que va lado a lado escribiendo sobre los chismes de la farándula, tratando de dejar de lado ésto para volverse un escritor serio, sin embargo el embriagante estilo de vida de orgías y fiestas interminables con las estrellas y mujeres sensuales no lo deja centrarse en las ideas que el quisiera centrarse, dejándose llevar por el mal gusto y el consumo del mundo por el mundo del espectáculo.
Contando en el reparto también con Anita Ekberg, Anouk Aimee, entre otr@s, la cinta es una perfecta impresión del director para el mundo en el que se estaba sumergiendo, dejando de lado, por un instante, esa alma circense e ingenua, sorprendible con lo que le estaba sucediendo, para complejizarse y comenzar a cuestionarse a sí mismo y el nuevo circo en el que ahora era partícipe. Sin duda una absoluta joya del cine de todos los tiempos, y una indispensable de la cinefilia general, sean o no adeptos al trabajo del director.

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