Dirigida por Craig Zahler, la película mal catalogada como cine de horror, más bien es un western muy distinto a lo que el género nos tiene acostumbrados. Para empezar, la era western ya tiene bastante que dejó de estar de moda, por lo que los siguientes westerns tienen que adecuarse a lo que está en boga hoy en día o encontrar una manera diferente para destacar en el basto universo fílmico del siglo XXI; teniendo aquí ejemplos que van de Django Unchained a Aliens vs Cowboys. La traducida como Frontera Caníbal pareciese seguir ese movimiento que pudiese iniciar con Green Inferno, pero no; es una película casi autoral, con un ritmo lento y desértico que de un momento a otro tiene que entrar al infierno troglodita que puede caer el holocausto-canibalístico o el racismo vaquero que el western siempre ha enaltecido.
La historia inicia con unos villanezcos Captain Spaulding y Dewey (Sid Haig & David Arquette (House of a 1000 Corpses/ Scream saga)), que vienen de cometer crímenes western, y profanan un cementerio indio. Son atacados. Dewey aka Purvis logra sobrevivir. Se van presentando el resto de los personajes principales, en un pueblo lejos de ahí (Kurt Russell, Lili Simmons, Matthew Fox, Richard Jenkins, Patrick Wilson), y todo lleva a la adición de Purvis al pueblito. El sheriff (Russell) lo ve como sospechoso, lo interroga, Purvis se aloca, el sheriff le dispara. Lo lleva a la comisería para curarlo, pero como el doctor esta indispuesto, la enfermera (Simmons) va a atenderle. Un descuido, una flecha, y un asistente del sheriff, la enfermera y Purvis son raptados. El sheriff investiga, y se entera sobre la bandada de apaches caníbales que seguían a Purvis, así que él, su otro asistente (Jenkins), el racista vanidoso pistolero del pueblo (Fox), y el esposo de la enfermera (Wilson) se encaminan a donde los apaches viven para salvar a los prisioneros. Su camino será tormentoso por las trabas del viejo oeste, la invalidez de Wilson, que va cojo, y el extremo racismo sobre todo de Fox, que dispara a cualquiera que no sea blanco, todo para quedar como un héroe... Llegando al cementerio el aire de la película se enrojece y muestra la bestialidad de los no blancos, teniendo un brutal final, tras ese tedioso recorrido que Zahler nos muestra.
Entonces, no importaría que no fuera terror, y que fuera puro western, pero la rítmica que se maneja llega a dormir, y ya que se establece la verdadera temática, todo se torna en un racismo vaquero que hace mucho no veíamos en el cine de los años recientes.
La fotografía y la hechura son buenos, pero sin duda esa rítmica es lo que vuelve la película difícil y trasciende la crítica de racismo que aquí hacemos...
Afuera, la película es considerada destacada, pero al menos para nosotros, si pensamos repulsiva la premisa de que los noblancos somos salvajes sádicos... oeste racista oeste.
La película es recomendable si eres gustoso de la raza blanca suprematista, o si te gusta el gore, pero solo se recomienda ver en este caso los últimos 20 minutos de la película... a los viejos amantes del western talvez la parte gore la consideren inecesaria y morbosa.
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