Dirigida por Brie Larson y estrenada en Netflix justo después del éxito controversial de Captain Marvel, este raro proyecto no solo ayuda al ardor de los haters, sino que sigue centrando la atención en la dama del momento, quien a parte de todo decide liderear una pieza con una temática más allá de lo convencional creando un compendio de rarezas millenial incomprensible exótico optimista colorido y alejadísimo de lo convencional como parece que Larson planea acostumbrarnos con su presencia.
La cinta nos narra la deprimente vida de Kit (Larson), quien vive con sus papás compadeciéndose de su fracaso como artista visual, todo hasta que un día decide ponerse las pilas e ir a buscar un trabajo godín equiz alejado de sus sueños, solo por el afán de complacer a sus decepcionados papás... Ya dentro del trabajo, le llega una invitación personalizada rara y va a a ver de qué se trata todo, llegando a una construcción abandonada donde adentro se halla la que da título a la película, Tienda de Unicornios; como ella es muy fan de éstos, Samuel L Jackson le propone darle su propio unicornio, solo que para esto ella tiene que ordenar su vida y armarle un bonito establo para el unicornio que adoptará... En su elaboración conoce a Virgil (Mamoudou Athie), quien le ayudará a construir el establo, convirtiéndose a su vez en el amigo que nunca tuvo...
La película tiene una interesante premisa, no obstante, termina siendo un proyecto más tibio que raro, es pasable, no deplorable, pero llega un tanto al tedio por encima de su fantasía...
Es recomendable solo para los curiosos que quieran ver esa relación Jackson-Larson iniciada en Cap Marvel, pero más allá de eso, hasta el mensaje que maneja se torna un tanto obvio y predecible, dejando esta cinta en un plano B del que no es necesario hacer tanto ruido...
No hay comentarios:
Publicar un comentario