Anunciada con título grande que es de Eli Roth, cuando solo es producida por él, es una especie de trampa, pero bueno, aú así, ya vimos la película dirigida por Jon Watts, y ésta es la reseña:
Tal como se ve en el trailer, la cinta comienza en la fiesta del hijo del protagonista, Kent McCoy (Andy Powers), quien había prometido disfrazarse de payaso como regalo a su hijo, por lo que para suerte de él, en la casa que vende ahora, es vendedor de bienes raíces, encuentra el disfraz ideal, llega a tiempo a la fiesta y todo es un éxito rotundo; sin embargo, al día siguiente no puede quitarse el disfraz, arrancándose incluso la nariz al quitarse la nariz de bola; Kent empieza a investigar este misterio hasta que llega a Herbert Karlsson (Peter Stormare), quien le cuenta que su hermano vivió lo mismo, debido a que el verdadero orígen de los payasos no es simpático y entretenido, sino demoniaco, y poco a poco va revelando que para quitarse el disfraz Kent debe ser decapitado o alimentarse de 4 niños para saciar el hambre maldita del nuevo traje piel que porta.
Comenzando como una buena propuesta, como el nuevo Eso, la cinta más le tira a misterios diabólicos como Pumpking head que al inmortal payaso de Stephen King; dejando de lado un tanto la posibilidad de ahondar en la historia, y haciendola una más del montón de slasher events que un trama psicológico maldito que un nuevo payaso diabólico podría tener.
Como sea, no es una mala película, pero no inolvidable; el argumento es antojable, pero no pasa de ese antojo, pues al final es otra carrera moustrosa más entre tantas películas de horror que ya abundan en el mercado.
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