Una película de la que muchos hablan, pero ahora me voy enterando que cuando se estrenó resultó ser un mega fracaso en taquilla, pero que mínimo por el par-a-par ya podríamos prever que podría volverse cine de culto, demasiado kitsch, pero es posible, es la española Pieles, presentada por el mismísimo Alex de la Iglesia, pero con un director tan controversial como el contenido de la cinta, Eduardo Casanova -pues se puso a mendigar para el cine español en pleno Cannes -cosa que me da igual, pero se criticó mucho en su momento-- Ahora que la cinta está en Netflix la gente la está viendo, la gente está hablando de ella, la está mitificando, pero ojalá pudiéramos hablar de un cine kitsch de la talla de John Waters, pero Casanova construye más algo que va de la mano con trabajos recientes como el Swiss Man Army o Tusk que terminan siendo exageraciones bobas solo por exagerar.
Ésta es otra pieza coral, que se ve que gusta mucho de hacerse hoy en día, con esto me refiero a que no está centrada en un solo héroe, sino en muchas historias que se unen o no para crear esta "grotesquería" que más pudiera tener un mensaje cursi sobre la aceptación personal que uno sobre el terror de la malformación.
La cinta empieza con las historias de Simón (Antonio Durán) y Laura (Macarena Gómez) en el año 2000, ellos se conocen en un burdel de fenómenos la noche que nace el hijo de él, como Laura es una niña (interpretada de chiquita por Lucía de la Fuente), él solo le regala un par de diamantes para que ella los ponga donde deberían sus ojos estar. De ahí el film salta al 2017, donde Laura usa esos "ojos" con cada cliente que le toca, destacando la dueña de un restaurante, la gordísima Itziar (Itziar Castro), quien une las historias al burlarse de Samantha (Ana María Polvorosa) cuando va a comer a su restaurante, pues Samantha tiene literalmente cara de culo; Samantha vive con su padre que la sobreprotege pues teme que el mundo la hiera por su aspecto físico. También están las historias de una enana llamada Vanessa (Ana María Ayala), la de Ana (Candela Peña) y Guille (Jon Kortajarena), ella deforme de nacimiento, él deforme por quemaduras, y la de Cristian (Eloi Costa), el hijo de Simón, que quiere cortarse las piernas para ser una sirena. Todas las historias se irán ligando poco a poco sin nunca realmente concretar ningún fin sorprendente, sino para mostrar más que nada o la idea cursi mencionada o el morbo de ver fenómenos en fondos rosados por poco más de una hora.
Destacando por sobre la historia la producción visual, que se ve enteramente planificada, y no en cuanto a fotografía, sino a que la ropa, las casas, los sillones, etc están extremadamente bien planeados -buen diseño de producción de Idoia Esteban aunado al muy buen maquillaje de Juan Olmo, Cristina Malillos, entre otros tantos...
Entonces, la cinta puede volverse de culto por los dimes y diretes, pues se habla de ella en un grado tipo Serbian Film o Cienpiés Humano, pero realmente solo es por el morbo de los fenómenos, que nada tiene que ver con la fabulosa transgresora Freaks, y se vuelve un producto innecesario y un tanto aburrido... No obstante, no nos arrepentimos de verla, siendo claro que está lejísimos de ser considerada como mal cine... solo no es el hito que se dice es... como sea, ya veremos si la rumorología la exalta o no.
Véala si es curioso, pero no espere una joya kitsch, grotesca o morbosa como uno pensaría terminaría siendo.
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