Otra de las películas muy comentadas este otoño ha sido The King, la película de Netflix dirigida por David Michod; una cinta de la que muchos hablan pero que parece nadie, al menos en el contexto cybernauta, parece saber que es una historia shakespereana que hasta el mismo Orson Welles ya realizó en Chimes at Midnight, solo que en esta ocasión la henriada será representada por un Enrique muy emo representado por el inexpresivo pero tremendamente popular Timothée Chalamet.
La cinta empieza contextualizando los conflictos francoanglosajones, los cuales le interesan muy poco a "Hal" (Chalamet), quien se la vive fiestando con su cuate y mentor Falstaff (Joel Edgerton), solo que tras la muerte de su padre y luego del hermano bien portado, Hal tiene que convertirse en Enrique V y pese a sus buenas intenciones tiene que seguir la guerra contra Francia debido a que los dimes y diretes de una conspiración son inacabables, así que ya que la situación se pone fea, Enrique tiene que buscar a Falstaff para volverle su consejero e ir a la guerra contra el principe francés Dauphin (Robert Pattinson).
Así que bajo las mismas reglas originales de Shakespeare más la pose de Chalamet, Michod nos cuenta una vez más la henriada shakespereana más a lo que la gente del siglo XXI parece tirarle. Si bien Chalamet está lejísimos del porte que John Gielgud tenía, Edgerton lo hace muy bien como Falstaff, sin el afán de compararse con Welles, sino buscando crear un personaje más propio que no pierde la esencia original del icónico guerrero borrachín.
Completando el cast con Sean Harris, Ben Mendelsohn, Thomasin McKensie, entre otros, la cinta no es el boom que se decía en algunas páginas, y más bien alcanza el término de suficiente, no joya, ni de lo mejor del año, solamente está bien y ya, a secas. Es recomendable pero dominguerona, y seguro tornará intrascendental en los tiempos venideros.
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