viernes, 16 de mayo de 2014

Reseña de un ojo #666

"Aquí hay sabiduría: El que tiene entendimiento cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis"  Ap 13:18



Aún cuando el arte es su generalidad se ha mantenido al márgen de posturas religiosas, aún más allá de las temáticas católico cristianas del renacentismo temprano, la idea del poder divino y maldito siempre ha ido y venido dentro de las temáticas culturales, y no solamente por el subsidio que esto representaba, pues desde el Infierno de Aligheiri hasta las pinturas de Goya y Blake, hasta las constantes imaginerías de Meliés, el arte siempre se ha mantenido al borde de las creencias, pero nunca al borde de la humanidad, la cual marcha más allá de un estilo o pensamiento único, por lo que de vez en vez el arte tiene que rozar y entrometerse con las ideas de sometimiento humano ante seres que azarosa y caprichosamente juegan con nuestras almas; y en el mundo del cine ésto se ha vuelto un redituable negocio que bastante vale la pena.


Pudiendo ubicar y centralizar mi texto auxiliado con el Ave Satani de Jerry Goldsmith para musicalizar las ideas, sin duda la primera y más importante de las ideas que el cine ha llevado a cabo paralelas a la religión, es el diablo, pues éste ha acaparado uno de los géneros más vistos desde comienzos del cine, el terror; pues pese a que las primeras cintas eran más como moustros de libros que finalmente eran risibles, la idea del enemigo de Dios siempre estaba presente, y quizás hay dos películas que destacan para dar inicio a la prometedora industria que hoy hay, y son El Exorcista y La Profecía, donde el diablo hace de sus más memorable apariciones, como nunca antes las había logrado, por un lado como una unidad omnipresente, que controla a los humanos de la misma manera en la que Dios lo hace; y por el otro, el de su regreso inminente, su reinado por comenzar, donde el apocalípsis comenzará gracias a la llegada del opuesto absoluto de Jesús: El Anticristo.


El diablo entonces, en la primera de las ideas, constante, un visitante del mundo de los pecadores y pecables, tentando a la realización del mal, latente, apetecible, como venganza, como pudiera sugerir en The Shining, de Stanley Kubrick, cuando los impíos e impuros indios renacen bajo el hotel Overlook para tentar a Jack Torrance a asesinar a su familia, como antes lo hizo su predecesor Delbert Grady, algo similar a lo que ocurre en Poltergeist (Tobe Hooper) por la fabulosa idea de construir un fraccionamiento sobre un cementerio indio; mientras que en otras cintas, no tanto a manera de diablo cristiano, pero sí definitivamente inspirado en él, con toda la inmoralidad infernal que éste conlleva, cuando los cenobitas son convocados por el cubo conocido como la Caja de Lemarchand de Hellreiser (Clive Barker) para tentar a los humanos a conocer el placer sacrílego del dolor, como tentativa a todo lo que debería de ser... Otra de las famosas emanaciones satánicas que podrían entrar en este caprichoso campo de guerra es el payaso Pennywise de Eso (Tommy Lee Walace), quien caza niños y a veces adultos cada cierto tiempo, pues es divertido, siendo este tiempo de descanso simplemente porque sí, cosa similar al demonio de Jeepers Creepers (Victor Salva) que va y viene para sus sangrientas temporadas de cacería.


Ya acercándonos al tema del hobbie del diablo de la posesión podríamos recordar a los demonios simpaticones de Sam Raimi en Evil Dead, que casi a manera de invasión zombie, atacan tradicionalmente a grupos de chavos en cabañas alejadas de todo, para carcomer sus almas y nunca dejarlos escapar de ese panorama afectado con psicodelia y surrealismo del mal, viendo a estos, aún con sus posteriores afectaciones mencionadas, como simples peones en este arrivo de Satán, pues cuando hay consiencia de qué pasa, hay acercamiento decidido a las hordas de fuego los mayores demonios son desatados, y porqué no hasta el mismo amo del Infierno también.


Gente que voluntariamente lleva a cabo rituales satánicos, para entregar almas a su amo y señor, pasando desde las grotescas interpretaciones de Rob Zombie en House of a 1000 Corpses hasta quizás a las fancies costumbres iluminati que podemos ver en películas como Eyes wide Shot (Kubrick otravez), o ya directos en el tema, las llevadas a cabo por pueblos enteros como lo vemos en Last Exorcism (Daniel Stamm), que son el medio directo para la convocación del mal, sease ésto concientemente, como los mencionados, o inocentemente, como le sucede a Reagan en El Exorcista (William Friedkin), quien invoca o absorbe sin querer a su nombrado Capitán Howdy (¿inicio de los Creepy Pasta? No sé) y hace vivir a su madre uno de los peores infiernos en tierra que se hayan visto en cualquier filmografía, y con esto me refiero a relacionados con la satánica temática que llevamos, pues por otros lados podríamos llegar al infierno que Christophe Gans logra construir en la cinta sobre Silent Hill. Ya después, la tradición y el mito del exorcista rehace la figura diabólica como el máximo y favorito némesis de los consumepelículas, y el subtema mayor conductor para la continuación del legado del mal, es la máxima de las tendencias sectarias: La brujería.


Ni los hillbillies locos ni los millonarios y elitistas del Nuevo Orden Mundial son comparables con la tradicional secta que las brujas representan, por algo fueron ellas las principales antagonistas de los cuentos para niños, pues las consortes de Satán, siempre fueron la principal brecha para que el mal llegara a las almas de los bien portados y los misóginos ansiosos por una razón para asesinar mujeres legalmente, tornándolas el blanco de las leyendas, y uno de los más explotados temas de la actualidad; véase por ejemplo con la exitosa Bruja de Blair, que se ser una Llorona cualquiera de un pueblo no famoso de Estados Unidos, gracias al falso documental del 99 dirigido por Eduardo Sánchez y Daniel Myrick se volvió un ícono cinematográfico tan importante como Nosferatu de Murnau lo fue en su momento, desatando una plaga de brujería que hasta a nuevos clásicos como Actividad Paranormal de Oren Peli, quien aún obviamente tiene fuerte influencia en Blair Witch Project formalmente hablando, le hace cambiar de giro de fantasmas asustones a acelarres y un centenario plan de control, bien posible de ver en cintas como Las Brujas de Zugarramurdi (Alex de la Iglesia), donde el grupo de brujas solo está llevando a cabo un plan que tenía desde tiempos de caza de bruja, algo que Rob Zombie también explora en Lords of Salem, pero de una manera más industrial de sus más recientes trabajos, pero contaminados por la influencia clara de filmografías como la de Jodorowsky, cuyo arte denota que la máxima creatividad en el cine no se ve excenta del terrorífico tema de Satán, caso importante podría ser la satanizada (bien usado el tema, y finalmente usado el adjetivo socialmente correcto) Anticristo de Lars Von Trier, que inicia bella, artística, trágica, pero muy suya, solo para dar un impactante e inesperado giro hacia la temática wicca haciendo una de las más importantes declaraciones en la historia del orden en el arte "el caos reina", destando con esto la tormenta que ahora la vida de Von Trier es.


Y al otro extremo de la moneda que la Profecía, la leyenda cinematográfica que inicia el fin de la humanidad, el nacimiento de Damian, el anticristo. Richard Donner es de los primeros que inicia el final mediáticamente hablando, pues su joya de 1976 es un punto de partida que podría tener salidas desde los Ghostbusters (Ivan Reitman) hasta 2012 (Roland Emmerich), Constantine (Francis Lawrence) o la simpática This is the End de Seth Rogen, pues el número de la bestia tiene su máximo momento en la trilogía en cuestió, nunca volviéndose a utilizar de tan elegante manera, solo estropeándose con el pésimo final de la misma; y es que el nacimiento de la bestia, aún cuando ya se había visto en El Bebé de Rosemary (Roman Polansky) no es ni una cucharada de lo que Donner consigue aquí, y aún cuando en cintas como la ya mencionada Last Exorcism rerelatan el nacimiento de la bestia, ninguna se compara a la 666ava pieza de horror, la que mejor describe el nacer del satánico como uno de los acontecimientos fílmicos más recomendables para vivir esa experiencia.

Así que terminando nuestra reseña de un ojo #666 se le antoja pasar un sendero oscuro relacionado con el número de la bestia, le hemos dejado una oscura recopilación desde las profundidades del infierno hasta solo el reflejo del apocalípsis para que pueda llevar a cabo un maratón maligno, aunque si usted solo iba de pasada y nuestra entrada son solo cientas de palabras más, alejese con Iron Maiden de fondo musical y con el orgullo del conocimiento como parte de su conocedora persona.




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