domingo, 9 de agosto de 2020

Jules et Jim (1962)

 Cuando me volví cinéfilo empecé a leer mucho sobre cine; he sido cinéfilo desde niño, pero entre más avanza el tiempo, uno se va comprometiendo más y más con lo que le gusta; al entrar a la universidad tuve quiénes apuntaran y los caminos, aunque desconocidos, se mostraron ante mí, ahora solo quedaba explorarlos; cada camino tiene cientos de destinos y uno lo vas tocando según -más que nada- el humor o curiosidad inmediata; en esos caminos quedan destinos que uno decide dejar pendiente, y ya la oportunidad o tiempo los regresará hacia nosotros o no. Conocí la Nouvelle Vague, la exploré, decidí elegir a Godard como mi favorita, teniendo a Truffaut siempre con respeto pero en segundo lugar de preferencia, no por calidad ni nada, simplemente por preferencia subjetiva y nada más... Últimamente los caminos han retornado hacia esas escenas dejadas de lado y finalmente la curiosidad y necesidad me llevó a otra de las imprescindibles del director, Jules et Jim, y se ha vuelto una de mis favoritas de la ola francesa superando con creces la que yo consideraba favorita de Truffaut como lo fuera los 400 Golpes... Así que les platico mi experiencia con esta interesante historia adelantada a su tiempo.

La historia sucede por los tiempos de la primera guerra mundial, Jim (Henri Serre) y Jules (Oskar Werner) son dos amigos fiesteros de principio de siglo, a los que a veces les gusta hasta compartir mujeres; solo que cierto día conocen a una chica, Catherine (Jeanne Moreau), que se parecía a una escultura que les gustaba mucho, y se enganchan. Jules se aplica más y se vuelve su novio, pidiéndole a su amigo que en esta ocasión no compartieran; Jim respeta, y la relación escala día con día. La guerra sucede y los amigos se separan. En ese lapso Jules y Catherine se van a vivir al campo y tienen una hija llamada Sabine (Sabine Haudepin). Luego de un tiempo Jim va a visitarlos y halla una relación rota; Jules le cuenta que ella anda con otros hombres y que teme que lo deje, por lo que, al saber que tanto Jim como Catherine se deseaban, le pide que la corteje para que olvide el gusto por los demás y pueda tenerla cerca pese a no ser el primer y único en su amor. Jim acepta y viven los tres, con la niña, en su casa de campo, teniendo los ojos de todos los lugareños sobre esta peculiar familia poliamorosa. Pero Jim no era como Jules, y al no poder tener hijos con Catherine comienza a desarrollar cierto desdén en contra de ella y al final elige su trabajo por sobre la relación, cambiando ésto a Catherine y volviéndola loca, llevando esto a un trágico final que omito contar para no spoilear más de lo que este argumento ya ha hecho...

Entonces, considerada una de las 100 películas más importantes de la historia y basada en la historia real de Helen Grund -que se enamora de dos amigos escritores- la cinta sí es un tesoro fílmico que me había estado perdiendo por mucho tiempo. Con una magistral cinta sonora por Georges Delerue, sin duda es una de las piezas vitales para comprender y amar aún más la nouvelle vague y poner en juego eso de preferir a Godard por sobre Truffaut, pero como digo, eso ya es algo subjetivo y solo ustedes podrán concordar o no conmigo. Absolutamente recomendable.






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