El debut del director indoamericano Tarsem Singh podría verse ensuciado por la presencia de Jennifer López, a quien uno creería que se contrató solo por ser el hit del momento, sin embargo, en comparación de Anaconda, el trabajo de Singh al mando de López es una de la mejores cintas detectivescas de ciencia ficción en aquella competida época de Matrix; y no porque rompa el hilo negro en el género, sino que el manejo del concepto del sueño no solo sonrojaría a nuevos oníricos del cine como Christopher Nolan, sino a los masters de todos los tiempos, como Buñuel y Dalí.
Acompañada de Vince Vaughn (en su época previa a "si no elijo una película chafa no le entro") y por Vincent D´Onofrio, López interpreta a una detective que solo puede desenmarañar los secretos de un asesino por medio de una nueva tecnología que permite ingresar al subconciente de la mente del asesino/secuestrador, teniendo con esto, de las mejores secuencias de sueños de todos los tiempos, épicamente Singh, con la ayuda de la diseñadora Eiko Ishioka, logra por medio del impacto visual reflejar el extraño y bizarro inconciente perverso del asesino.
Con solo estas secuencias como las más memorables, el trabajo de Singh e Ishioka se va descubriendo poco a poco a largo de sus filmografías, encontrándole un sentido total al porqué Singh puede ser uno de los mayores prospectos a ser considerado de los mejores de su generación. Es una película fascinante cuyas complicaciones visuales deleitarán a conocedores y desesperados.
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