jueves, 23 de abril de 2015

Fur: An Imaginary Portrait of Diane Arbus (2006)

Dirigida por Steven Shainberg, y estelarizada por Nicole Kidman, Robert Downey Jr y Ty Burrell, la semibiopic sobre la increíblemente morbosa fotógrafa Diane Arbus se malforma como karma contra ella para pasar de ser esa oda a la malformación a un drama romántico tipo la Bella y la Bestia, volviendo lo que podía ser una interesantísima película biográfica en un aburrido rango de tiempo donde vuelven a la fotógrafa princesa, y a uno de sus fenómenos príncipes, teniendo un final ilógico, una perspectiva pusilánime y una infamia aún cuando el mismo título nos previene diciendo que es un relato ficticio, alguien tan icónica como Arbus no debería de haber sido tratada de esa manera.
Comenzando en una mansión nudista donde le piden se desnude para tomarles fotos, y regresando inmediatamente en el tiempo tres años, la verdadera trama comienza siendo ayudante de su esposo, Allan Arbus (Burrell), un amoroso compañero, fotógrafo exitoso y entusiasta personaje, quien al ver la frustración de Diane por no realizarse profesionalmente, la incita a buscar qué hacer, volverse fotógrafa y dejarse llevar por lo que ella quisiese tomar, solo que lo que ella escoge es a su vecino Lyonel (RDJr), quien sufre de hipertricosis (la enfermedad de los hombres lobo), quien se vuelve su amigo, la adentra en el mundo de los fenómenos, y termina volviéndose su amante, destruyendo su familia, y a dar marcha de lleno a su carrera de fotógrafa; sin embargo, aún cuando a principio de la película, cuando se conocen Lyonel & Diane, que se ve que lo que lo motiva de él es su condición freaky, raramente, cuando consuman su adulterio deciden que sea desprovisto de todo ese pelo que parecía haber sido antes lo que la había inspirado a conocerle y a amarle, ¡oh paradojas del cine indeciso!
Entonces, la película comienza lenta y aburrida, conoce a Lyonel y los fenómenos y empieza a poder volverse buena, pero cuando esa amistad se va de lleno a lo romántico, la película falla, regresa al tedio y finalmente a la espera del final, dejando a esa magnífica artista como una chillona morbosa adultera titubeante, que más mal hizo en dedicarse a lo que hizo que otra cosa (pues la última escena de Burrell lo ratifica como que ella tuvo toda la culpa, y ya... sí, en puntos suspensivos y todo)
En un caso personal, yo busqué la cinta por ser gran fan de la fotógrafa, pero de haber sabido que así terminaría siendo, me hubiera podido abstener; por lo que si su curiosidad hacia Arbus es insostenible, véala con la advertencia de la reseña, si pasa en la tele y quiere dormitar, véala también, pero si nunca la ve, no pasa nada, y si le quité todas las ganas de verla, ¡qué demonios! vea que más hay en la tele y a lo que sigue...









1 comentario:

  1. Mi interpretación es distinta. Cuando le quita el pelo no me parece una contradicción sino un gran momento erótico. El pelo le cubre pero también le protege. El que se deje quitar el pelo es una muestra de confianza, entrega, aceptación. Para él es desnudarse. Un nivel de intimidad.

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