La relevancia principal de la décimo cuarta película del famoso anime radica especialmente en el hecho de la decisión de las grandes casas productoras de experimentar con esa nostalgia consumista, y aprovechar que los fans de series como ésta son nuevos trabajadores que en general la mayoría no ha de pagar rentas, pues no tienen suficiente dinero para hacerlo, pero sí suficiente para consumir cuanta memorabilia se pueda conseguir, y Dragon Ball, como ícono generacional es un producto digno de ser experimentado y reutilizado, finalmente hay que explotarlo todo hasta que la idea misma del jugo de un gran tesoro haya desaparecido en su totalidad; y tras el éxito en Japón, ¿porqué no arriesgarse internacionalmente?
Ahora me concentraré específicamente a México y Latinoamérica, pues una vez que acabó la serie las distribuidoras no creyeron importante el hecho de reemplazar el doblaje por nuevos dobladores para evitar el hecho de pagarles más por derecho de antiguedad, así que estrenaron la serie Dragon Ball Z Kai con estos parámetros, siendo uno de los peores fracasos de anime en habla hispana (latinoamericanamente hablando), por lo que para el paso de La Batalla de los Dioses, Mario Castañeda y su antiguo crew tuvo que regresar casi completo para garantizar el éxito que se esperaba tener... Y según lo que vi en el atascadísimo cine hoy (día de estreno), creo que así será.
La película no es una obra maestra, es solo una aventura más de Gokú y sus amigos en pantalla de cine, con elementos para despertar los sentimientos de nostalgia y una buena combinación entre uso de las tecnologías de animación digitales actuales con las 2D de la serie original; con secuencias bobas pero no mortíferas, la cinta pretende complacer a los antiguos fans y agradar a la muchachada en crecimiento.
Así bien, es una entretenida película para niños y peterpans que no cambia el hilo de la historia del cine, pero llena las expectativas de cualquier otaku... Eso sí, absténganse de verla los no familiarizados con la serie, o quien sea que espera poder compararla con una película convencional... es solo una historia más que bien pudimos ver en canal 5, pero nuestra generación caprichosa decidió comprar para ver en cine.
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