lunes, 16 de junio de 2014

Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street (2007)

Para empezar a abordar éste estilo de películas, me permito mencionarme como un detestante de la mayoría de los musicales, por lo que mi reseña será tendenciosa; ahora, podemos continuar...
Dícese que en 1980 Tim Buton fue a ver el musicla de Stephen Sondheim "El Barbero diabólico de Calle Fleet", y desde entonces quedó fascinado con la idea de hacerla algún día película, pero el tiempo pasó, Sam Méndes tomó el proyecto, y no es sino hasta que éste último lo abandona para filmar Jarhead, que Burton aparece en el panorama y empieza la pre y la producción de la cinta, llamando a sus fetiches Johnny Depp & Helena Bonham Carter para los protagónicos, además de incluir a Sacha Baron Cohen y a Alan Rickman para roles secundarios, y desplazando a su compositor de cajón Danny Elfman para preservar a Sondheim y quedarse fiel al estilo de la obra y complacer asi, a los conocedores del musical original.
Sobre Benjamin Baker (Depp), quien es acusado injustamente por un juez corrupto llamado Turpin (Rickman), y enviado a una cárcel en Australia dejando atrás a su esposa (Laura Michelle Kelly) y a su hija (interpretada ya de grande por Jayne Wisener), y volviendo años después a manera de conde de Montecristo, para enterarse que Turpin había violado y matado a su esposa, y ahora era tutor de Johanna, su hija, por lo que en su rabia, se alía con una panadera llamada Nellie Lovett, y empiezan el placentero negocio de la venganza por asesinato, donde el ahora llamado Sweeney Todd hacía de barbero, mataba a los clientes y Lovett los cocinaba y los vendía a la clientela, todo teniendo como meta la cabeza de Turpin, mientras que un marinerito amigo de Todd, llamado Anthony (Jamie Campbell) se enamora de Johanna.
Y aún con la tentadora y absorbente trama asesina, una vez empiezan a cantar y cantar en medio de sus sádicas intenciones, la cinta se vuleve melosa y hartante, aún con sus sangrientas secuencias y su nuevamente destacada estética, digna del óscar a dirección de arte; la cinta decepciona en ese sentido pues se vuelve una estetizada jornada por cánticos aburridos que bien podrían ser superados en atractivo por la más fresa de las cintas de Disney, algo que se criticó mucho, pues una vez estrenada, los trailers no avisaban que era un musical, por lo que se narra que en las salas inglesas, parte de la audiencia abandonaba las salas una vez empezaban a cantar...
No sé porqué a Hollywood le encantan los musicales, pero hace en parte burdos y forzados algunos caminos, y más si de temáticas oscuras refiere (mejor deberían de llamar a oscuros compositores, a ver si así resultara mejor... llamen a Lacrimosa); como sea, se adapta suficiente a la época emo que reinaba en esos ayeres, pero ni llega a la categoría de cinta de horror, y por el nivel de sangre dudo que a los adeptos a los musicales les agrade tanto la película; aún con todo esto, la cinta en su mayoría es aclamada y esta reseña es la impresión de éste ojo que opina pese a la corriente de habladurías en el mundo digital.






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