Y la crítica y los productores lograron quitarle a Tim Burton la batifranquicia, y ahora le dan el poder a Joel Schumacher, quien, tal como la crítica clamaba, le quitó la oscuridad burtoneana lo más que pudo, pues el otro oscuro personaje al menos se quedo en la mesa productora, y ya con la iluminación hasta psicodélica puesta, Schumacher contrató a un nuevo Batman, uno güerito, Val Kilmer, y repitiendo la villanía en dupla, nos presenta esta vez a The Riddler (el acertijo), y a Dos Caras, interpretados por quien está en uno de sus mejores momentos, Jim Carrey como Edward Nigma, y el actorazo infalible Tommy Lee Jones como Harvey Dent, agregando aqui, en el papel de la doncella en peligro a Nicole Kidman, en su etapa de nueva gran prospecto de Hollywood, y a Chris O´Donnell como Robin; y los únicos que vuelven de la era burtoneana son Michael Gough como Alfred, y Pat Hingle como el Comisionado Gordon.
Las empresas Wayne cierran un proyecto de control mental de Nigma, y este tiene que encontrar fondos por otro lado, encontrándose a Dos Caras como financiador, con tal de conseguir el control por medio de la televisión de Ciudad Gótica en su totalidad, solo si Batman, y su nuevo patiño Robin, quien tiene deudas pendientes con Dent, los dejan.
Si algo salva a la cinta es sin duda las actuaciones de los villanos, quienes, pese a los intentos de Schumacher, como es costumbre en las batihistorias, y la locura de Jim Carrey es muy buena competencia a lo logrado por Jack Nicholson, y como menciono de Lee Jones, ese señor es infalible.
Es buena película de superhéroes, y sobre todo porque es la más noventera de la saga, por el estilo, por lo visual, porque Bono la musicaliza (sí, U2), para fans y para no fans, sin ser la mejor, la película es aceptable.
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