Dirigida por Joe Johnston, y estelarizada por quien alguna vez fuera la Antorcha Humana (Fantastic 4), Chris Evans, la historia narra la historia de un escualido Steve Rogers, quien quiere entrar al ejército gringo e ir a la guerra, pero como no tiene cuerpo sino espíritu para ello, el doctor Abraham Erskine (Stanley Tucci) lo recluta para el batallón del coronel Philips (Tommy Lee Jones), y finalmente lo mete al experimento que aumentará su corpulencia para volverlo el súper soldado, cuya habilidad más grande es su corazón bondadoso y su astucia combinada con tremendo valor; y al enemigo que tendrá que enfrentar es al líder de una secta deribada del nazismo, Hydra, organización controlada por el terrible Red Skull (Hugo Weaving), que al lado de su secuaz Arnim Zola (Toby Jones) serán el dolor de cabeza más grande que el Capitán y sus amigos tengan que combatir.
Librando el asunto de la gringada que el superhéroe representa, lo ponen en equipo con un grupo de soldados internacionales, que más que pelear por sus países pelean por el bien mundial... Check.
Sin embargo, pese a los cameos de otros personajes de Marvel, como la aparición de Dominic Cooper como Howard Stark (el papá de Iron Man), o Bucky (quien después se volvería Winter Soldier), interpretado por Sebastian Stan, tener a actores de la talla de Hugo Weaving o Tommy Lee Jones en papeles tan grises e insípidos, solo malforman la grandeza que sus carreras ha construído; todo esto pese a que no es un pésima película, pero sin duda sí la más aburrida de la saga de la Fase 1 de Avengers, haciéndose recomendable solo para verse al lado de la saga completa.
Se menciona que ya que la historia llegue al presente, la historia del Capitán y todo lo que representa se actualizará y combatirá a lo que Estados Unidos ahora representa... Ya lo veremos.

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