LA ERA DE LOS
SUPERHÉROES
Pese a la conciencia, pese a la sobriedad, pese a la
sabiduría, tuvimos dioses... dioses de vida, diosas madres, diosas chichonas,
dioses de lluvia, agua, fuego, viento, dioses de guerra: sobriedad; tuvimos
dioses gatos, dioses perros, dioses cobra, dioses luna, dioses sol:
conocimiento; tuvimos dioses con historias, dioses con tragedia, ocasos:
desierto; dios monopólico, dios omnipotente, dios benevolente, dios de odio,
dios de ira: ciencia, modernidad, reconstrucción, pop: la historia comienza una
vez más...
Decía alguna persona coherente, en medio del conocimiento
real, la tendencia del siglo XXI y la educación religiosa, de esa al borde del
opus dei: -"sé que es irracional, sé que es improbable, pero no puedo
vivir pensando que no hay nada más, por eso he elegido creer"- solo por si acaso...
Desde Nietzsche hasta Hawking, los planteamientos de ciencia
sobre creencia parecieran dejar a los fanáticos con el simple hecho de creer
por el gusto de creer, por la inocencia de creer, por la desprotección que uno
puede sentir ante un vasto mundo desconocido, desprovisto de una respuesta
absoluta, desprovisto de una madre y un padre que sobrepasen la infancia, algo
que les haga creer que "todo va a estar bien", y ese es el sentido de
asignar una personalidad a la certidumbre de la esperanza, eso fueron los
dioses, de eso sirvieron, como tótems protectores que ahora más que nunca
parecieran estar extinguiéndose, dejándonos nuevamente en nuestro viaje a lo
desconocido entre el avance científico y la idiosincrasia circular social, que
como ondas marinas nos arrastra hacia el progreso o el estanque
caprichosamente, existiendo en éste, aún más grande que la necesidad de dioses,
la necesidad de acaparamiento, poniendo desde ésta perspectiva un nuevo dios
aún más selectivo que el dios cristiano, católico, judío, musulmán, egipcio,
etc: el dios dinero, que crea un nuevo universo para existir y pelear, y es el
universo de la necesidad de consumo, la plataforma de las mil maneras de gastar
y desear, planteado sobre desiertos hedonistas que no solo han traído
desigualdad, sino que en su extrañeza ha traído más de una vez la genialidad de
la idea, de la creatividad, y aún con el lastre consumista, la posibilidad de
nuevamente encontrar a esos que nos rescaten y nos hagan olvidar la devastación
económica y de incertidumbre en la que habitamos: los superhéroes.
El superhéroe extranjero que es criado por humanos con
honor, con dignidad, con ética, resaltando los valores de la humanidad y
defendiéndolos con su fuerza kriptónica; el superhéroe resaltado de la mayoría
gracias a los avances de la ciencia, volviéndose el pilar de los mejores
ideales de la raza; el superhéroe oscuro que debe ser más fuerte que su sed de
venganza, pese a la decadencia dispersa por el mundo; el superhéroe consumista,
que al final supera la adversidad del vicio y con arrogancia salva al planeta;
el superhéroe de dos caras: la ciencia y la fuerza bruta, debatiéndose por
salvar no solo su entorno sino su propia naturaleza humana; el superhéroe joven
que pese a su desestabilidad económica debe anteponer el bien mayor antes de su
propio bienestar; y la lista, como en el Olimpo, sigue y sigue, pasando de
héroes del espacio a antihéroes, a vengadores, a enmendadores de la decepción
existencial; comenzando a esparcir ésta nueva religión extremadamente distinto
a como otras iniciaron, y ¿cómo es esto? el detalle del nacimiento de nuestra
era sí es una respuesta inmediata a los movimientos de ese mencionado dios
dinero, pues en algunas generaciones donde la gente vivía para trabajar y
acumular (cuando aún se podía acumular), la manutención y educación de los
niños tuvo que relevarse de nuevas maneras, y fue el entretenimiento, los
cómics y la televisión los que reeducaron y criaron a millones de niños desde
Japón hasta Brasil, haciendo las caras y comportamientos de los personajes del
entretenimiento más familiares que los de la familia real, teniendo ahora
que, papá no arreglaría al mundo de la
oscuridad inevadible, pues mientras él trabajaba sería la Liga de la Justicia
la que haría el trabajo sucio; y si los actos no eran tangibles, la imaginación
y la sólida mitología que veíamos y leíamos la que socorrería nuestro miedo
ante el mundo real.
Ejemplo: La criticada
cinta de Jim Carrey "Dr. Cable" (The Cable Guy), donde él es producto
no de sus padres, sino de acciones de éstos, donde le situaban frente al
televisor, y éste como nana le inyecta la cultura pop, le rehace, le
reconstruye y le acondiciona; sin embargo, el ejemplo se aleja más de nuestro
tema en cuestión y solo hace énfasis al condicionamiento mediático, y ¿porqué?
el elemento generacional; En aproximados 100 años, quizás desde Krazy Kat,
Little Nemo, cuando era un complemento rutinario, pasando a la época moderna,
donde la tecnología y la ciencia ficción empezaban a alzar la llama con Buck
Rogers, quien ya en 1933 había sido adaptado al cine, Flash Gordon en el 36´, año mismo en el que
aparece el cómic de "El Fantasma" de Lee Falk, y finalmente la
llegada de Superman en 1938, quien sería el primero en tener la básica
necesidad endiosada que hasta la fecha tiene: salvar a los menos capacitados
del peligro inminente, y ¿cómo es que Superman lo hace desde sus raíces? Por el
simple mito siempre latente del hecho de que sus creadores, Jerry Siegel y Joe
Shuster, dícense judíos cliché, le crearon como una figura que les defendiera
de sus abusadores habituales, él traería justicia necesaria en su historia,
inspiraría lo que antes otros personajes inspiraron, y no solo eso, sería el
motor para que el universo de superhéroes, la fábrica de ideas de salvación no
pare aún en nuestros tiempos actuales...
Pero, al final de cuentas, el hecho de inventar a un
superhéroe no le hace repercutor de toda una sociedad, y sobre todo una
sociedad global; aún con la influencia de la virulenta tendencia metahumana,
pues en el contexto de su creación, su misión era el relleno de la vida, que en
su momento específico sería reemplazado por la madurez, la adultez y el
abandono de los placeres y sueños no validados por la sociedad adulta...
¿Entonces qué le vuelve el fenómeno que es?
La guerra.
El siglo XX y el establecimiento de la revolución industrial
traen relativa estabilidad, pues aún con la crisis del 29, nunca antes el mundo
había parecido tan progresista y reinstaurado como en aquellos tiempos; la
primera guerra mundial fue tan lejana para Estados Unidos, que la potencia se
fue armando con los modelos consumistas que tenemos, pero en la segunda guerra,
sobre todo tras el ataque de Pearl Harbor, el modelo económico y social tuvo
que cambiar; el llamado del tío Sam enlistó hasta al mismo Stan Lee, y ¿qué
sucede? en su humanismo del sueño americano, a alguien como él se le pone en el
departamento editorial del ejército, y esto da pie al primer evento de
supervivencia del gremio para superar los años mozos de los consumidores; pues
a la guerra nadie menos que El Capitán América marchó al lado de los nuevos
adultos, y como conexión entre la civilización lejana y el infierno bélico al
que se marcharon les acompañaron las historietas más básicas que les recalcaban
la latencia aún no extinta del espíritu del superhéroe, el ideal de quien
luchaban por lo justo y lo más básico de
la dignidad humana.
Al término de la guerra el papel de los superhéroes había
superado a la "inmadurez", pero no con la fuerza religiosa que ahora tiene, simplemente como reliquia
totémica de la nostalgia de una inspiración que apenas superaba el hecho
generacional. Varias productoras en tono de broma adaptaron historietas al
cine, pero con una manera tan mediocre que le restaban total relevancia al
trasfondo filosófico que los productos contenían... Las sociedades hipócritas
se aferraban a los pilares del restante socioreligioso heredado, y tratando de
afrontar el fenómeno en curso, se le modificaba para erradicar los
cuestionamientos oscuros existencialistas que realmente los cómics traían,
transformando al detective murciélago en un idiota colorido a gogó que más que
inspirar, entretenía, y que justificaría retroproductos posteriores como El
Chapulín Colorado, y haría pensar a los vanguardistas estudiosos europeos que
mitologías como la del Santo, el enmascarado de plata, eran piezas surrealistas
críticas de lo realizado en la meca del pop.
La carta abierta en un principio tuvo respuesta pronta
directo en los cómics, cuando en los años 80´s, las editoriales que tornaron
permisivas y "experimentales" en sus contenidos, y dejaron de lado
las caricaturescas malformaciones requeridas por los papás, y analizando el
hecho que sus fans niños ahora eran fans papás, de que habían pagado y
consumido a los superhéroes pese haber superado su niñez, las historias en los
cómics se acomplejarían y no solo sus personajes principales se verían
inmiscuidos en temáticas adultas, sino que abriría paso a historias impactantes
sobre el cuestionamiento sistemático y existencial desde la perspectiva regular
y metahumana, con cómics como Watchmen de Alan Moore, donde el hecho de un
superpoder no es tan sencillo como parecía ser, V de Venganza (del mismo
Moore), donde el superhéroe era efecto del corrompido sistema al que antes
otros sirvieron, y ahora había de cuestionársele y combatirle, ponen en juego
el hecho de que el bien y el mal son relativos, humanizando a los héroes que
les inspiraban con duda más que rutina (pues se dice que Spiderman ya buscaba
desde antes eso, tratando de conectar al adolescente afrontando la vida cruenta
y a la vez cargar con el hecho de ser un superhéroe), no por nada en El
Caballero de la Noche de Frank Miller, el mismo avejentado Batman se encuentra
ante un mundo sin solución que solo controló a la redonda pero no de raíz,
cuestionando su naturaleza y misión constantemente durante toda su historia...
El Paso 2 de la Era de los Superhéroes es una reacción a la
tendencia comiquera de los ochenta, abordando la historia de un nuevo creativo
autoral, que acababa (relativamente) de ser pateado en el culo por ser él
mismo, un oscurantista pop que crearía tendencias y hasta vanguardias de
nuestra posmodernidad reciente: Tim Burton; pues mientras que en el caso del
Superman de Donner el máximo aporte fue poner los recursos a disposición de la
historia, en el de Burton, él leyó y recreó al personaje y su mitología en
beneficio de lo que él creyó ser la esencia del héroe, que en el caso de Batman
era la oscuridad, y de este risco negro era de donde él debía partir, y lo
hizo; encontrando en éste primer proceso que al único que podía poner como
némesis de su héroe era al archienemigo
The Joker.
El máximo enemigo: un payaso, coulrofobia. En la serie de
1966, el actor César Romero había interpretado a un destacado Guasón, para la
trama que la serie llevaba, pero no podría destacarse del Pingüino, Gatúbela,
El Acertijo, entre otros; era un gran villano en una caricaturesca y fofa serie
y nada más... ¿Qué es el supervillano en la mitología del superhéroe? El
análisis básico quasiteológico del villano ideal sería dios-diablo, en
cualquier historia el villano máximo DEBE de ser el contraste absoluto del
héroe, y gente como el guionista Jim Starlin en la historia Muerte en la
Familia, o nuevamente Alan Moore en la historia The Killing Joke, lo
concibieron en ese final de los 80´s, con historias donde el contrario del
murciélago mostraría su verdadera y más malévola faceta, la que siempre debió
de haber tenido; Tim Burton no hizo caso omiso, y contrata a quien
recientemente había sido al maniático Jack Torrance en El Resplandor de Stanley
Kubrick: Jack Nicholson; pues pese a la adecuada actuación de Michael Keaton
como el playboy multimillonario más conocido de todos, EL personaje de la
batipelícula burtoneana es el Joker, introduciéndole a él como respuesta no
solo a la generación/deformación científica, sino con un pasado mafioso, un
estilo pop ochentero sarcástico y la aparición del primer gran maligno del cine
de superhéroes, porque afrontémoslo, el Lex Luthor de Gene Hackman en
retrospectiva y en plano objetivo ¡apesta!
El gran primer hito del cine que hila a nuestros tiempos es
dado, Burton no solo da el salto del a gogó a la superproducción, sino que es
libre de ensombrecer al personaje como en los cómics ahora estaba siendo
presentado, dejándonos al verdadero superhéroe como punto de partida para el
porvenir de una era aún lejana; y con lejana era tan verdadero como realmente
sucedió, pues el evento tomó dos caminos totalmente distintos: El primer lado,
el bueno, el nuevamente repercutor, el detonante generacional, que consiste en
el simple de hecho de la necesidad mercadotécnica de consumo, y ¿en qué sentido
hablo de esa sed de dinero que influyó para bien? en la serie de Warner Bros de
Batman Animated, derivativa de los cómics y la película, oscura y existencial,
y estratégicamente, por maquiavelismo o error, dirigida a un público potencial
para los años siguientes, esos niños que años después de haber sido educados
por un Batman que no solo peleaba contra los mejores villanos que se hayan
inventado sino que sufría constantes crisis existenciales, que plantaron la
semilla de la profundidad psicológica dentro de estos héroes para esos niños en
proceso de la adultez; y por el otro lado, como cada acto vanguardista, como
cada salto descabellado, tras el éxito de Batman del 89, a Burton se le
permitió hacer una secuela, donde profundizó lo creado en la primera, ésta vez
complejizando a dos personajes hasta
entonces menores, aunado a las fantásticas caracterizaciones y actuaciones de
Danny DeVito & Michelle Pfeiffer como El Pingüino y Gatúbela
respectivamente, con un entorno mil veces más oscuro y bizarro que la entrega
anterior, teniendo como respuesta obvia la negación y el veto, pues la saga
continúa, pero alejada del director, desvirtuándose poco a poco hasta llegar a
la nefasta Batman & Robin de Joel Schumacher
que se considera una de las más repugnantes cintas de superhéroes de la
historia, sino es que la peor. En este interludio de casi "cease &
desist" se interrumpe otro proyecto de Burton donde Nicholas Cage
interpretaría a Superman, pero esa mirada burtoneana fue extinguiéndose hasta
volverle el Burton que ahora es, esa copia de si mismo complaciente y
forzadamente estetizada que solo el público más aborregado sigue admirando.
Paralelamente al suceso Batman, la película de 1989 abrió
puertas a que otros proyectos intentaran treparse al éxito del proyecto;
algunas como Rocketeer (1991), pasaban gustosas para los niños, otras como
Demolition Man (1993) trataban de volver a héroes de acción como Arnold
Schwarzenegger héroes tipo historieta, pero los estudios no le tiraban a hacer
de estos proyectos sus íconos en producciones. Quizás la que contó con más
apoyo en ese periodo post-batiburton fue la Dick Tracy de Warren Beatty, quien
ya traía el proyecto desde mucho antes, solo que nadie creía en él, por lo que
al ver el éxito de Batman, se le permitió hacer una hozada versión del clásico
cómic, con exagerados maquillajes e impresionantes sets de la talla de las
producciones del expresionismo alemán que le hacían justo homenaje a la
historieta. Sin embargo, ni con la adición de Madonna o Al Pacino al elenco,
Dick Tracy logró destacar... Pasa el periodo de putrefacción de Batman y todo
pareciera haberse perdido nuevamente, los films de cómics y superhéroes
regresan a un segundo plano y Hollywood sigue su curso.
Viene un nuevo limbo, la isla de ese gran despertar cada vez
se ve menos; nuevos mini proyectos surgen, pero nuevamente sin la apuesta del
capital de su lado. La ciencia ficción no cesa, pese a la hibernación de los
superhéroes, y justo en el puente del nuevo siglo surge una nueva luz de
esperanza: Bryan Singer.
Etapa 3. Ok,
ok, aún no estamos listos para los verdaderos superhéroes, basémonos entonces
en el supuesto, en el pseudorealismo que el público tanto necesita ver, ¿quién
quiere ver a súper gente con spandex colorido salvando al mundo?
interpretemos...
Desde 1963 en
el catálogo de Marvel ya se contaba con los mutantes que representaban la
discriminación y la separación de clases, los X-Men, quienes encuentran su
verdadero auge en los tiempos de la maduración del cómic, los 80´s, se
consolidan con una serie animada de los 90´s, competencia directa de Batman
Animated, y se vuelven el portal para el antes y el después del experimento
supercinematográfico.
Marvel
considera que ha llegado su momento, y decide aprovechar el hundimiento
genérico que DC-Warner vive, seleccionando al grupo mutante del profesor Xavier
para adaptársele a la pantalla grande, con los elementos básicos del cómic, un
tono realista que el público parece necesitar, y una elogiada dirección de
Brian Synger, quien tiene que castear al equipo ideal y llevar la idea de la
no-demeritación de la histori-a/eta creyendo que la inteligencia del fan es
suficiente para el éxito en el mercado. Su proyecto es exitoso y da inicio a la
actual línea sin detenimiento que ha habido desde entonces, pudiendo llamar a
X-Men 1 el inicio de La Era de los Superhéroes.
Marvel
aprovecha esta exitosa introducción y se lanza a hacer una saga X, con dos
excelentes primeras partes y una tercera que enmendaría muchos años después;
saca una que otra película de menor presupuesto y esperanza como para ir
testeando el mercado para el que sería su proyecto mayor, uno comparable sobre
todo con el Superman del 78´, pues más que hacer una película profunda, le
apuesta a los efectos especiales, a la innovación visual, y sobre todo a usar
al superhéroe con su traje original: Spiderman de Sam Raimi.
La
importancia de la cinta radica en los movimientos arácnidos, de una que otra
secuencia épica para la historia del cine, que pese a la pésima caracterización
de Willem Dafoe como Green Goblin, que se parecía más a villano de los Power Rangers que al personaje
de la historieta, la cinta abre una franquicia que se consolida en la secuela,
introduciendo a un excelentemente bien llevado Dr. Octopus, interpretado por
Alfred Molina, y llega a estudiar la psique derrotista de Peter Parker
interpretado por Tobey Maguire y su entrañable pareja Mary Jane Watson,
interpretada por Kristen Dunst, que pese a las críticas de sobremercadeo que
ambos pudiesen tener, no podemos negar que han sido la pareja máxima en todo el
cine de superhéroes de la historia.
¿Qué le
secunda? Fantastic Four de Tim Story y Hulk de Ang Lee, respetando en gran
parte la visualización original, pero ambas carentes de la fuerza de series
como X-Men o Spiderman, aún cuando ambas comparaciones llegan a su extinción
debido primeramente a sus pésimas terceras partes; FF culmina su secuela con la
desgracia del uso de un Galactus que cambia al colosal titán espacial por una
nube destructora, y Hulk simplemente no despega, se estanca y la mayoría le
repudia; como sea Marvel acapara el mercado y aún con ese desgaste de fórmula
sobresale... DC, por su parte está en la interrogante de qué hacer, y en el constante
estudio de lo que podría salir a la luz, así que en esta desidia, lo primero
que se les ocurre es saltar a un nuevo medio de expansión como nunca antes lo
había hecho, aprovechando un nuevo mercado, que era el del extremo consumo
teen, y en vez de sacar película sobre algo, retoma a su superhéroe favorito y
le da una serie precuela primero en espera de resultados, después en regocijo
de la casualidad: Smallville. La serie no solo atrae a los ñoños de siempre
sino a las jovencitas de hormonas alocadas y con Tom Welling a la cabeza, la
serie mantiene a flota a la empresa, al grado de llegar a sacar un cómic sobre
la serie en una especie de universo paralelo, pasando de la genialidad
psicofilosófica a "dale a la gente lo que la gente pida"...
Así que el
superestanque que incluía desde Ghost Rider hasta Blade el cazavampiros,
flotando al lado de los bajos intentos de DC con cintas más
"vertiginosas" como La Liga de Hombres Extraordinarios o Constantine;
cansando un tanto a la audiencia pareciendo que un nuevo ocaso llegaría...
Es en ese
tiempo cuando Marvel se reanaliza y surge de ideas secretas, planteando un gran
evento crossover, tratando de dar un nuevo y único impulso hasta ahora nunca
antes visto, pero todo a prueba, por lo que en vez de hacer Hulk reboot o
continuación, no se reinicia la saga, sino lo aborda desde una nueva
perspectiva, con Edward Norton como Bruce Banner y con Louis Leterrier en la
dirección, el primer evento de la nueva era Marvel no se da dentro del cuerpo
de la película, sino en la ahora ya acostumbrada escena pos créditos, donde
aparece Samuel L Jackson encarnando al mítico director de la agencia SHIELD
Nick Fury con la misión de ensamblar a un grupo de superhéroes para defender la
Tierra, y estos serían Los Avengers... La escena es un éxito y queda el
proyecto en espera la reencarnación de la Era de los Superhéroes; pero algo le
gana en tiempo, y dirigida por Michael Bay, al cine llega una película de unos
héroes distintos a los que habíamos visto con efectos especiales como nunca
antes habían sido usados, Transformers, cuando la perspectiva marvelista como
la dc-ista quedan en entre dicho, y ponen a prueba a las empresas cabeza del
gremio para ver si pueden responder con el impacto visual y tecnológico que Bay
maneja...
El Cómic es el
storyboard
Con el
conocimiento que los cómics no solo eran superhéroes, pues tras el eco ochentero profundo de decadencia
existencial, varios básicos se habían soltado del duopolio base y habían
construido universos extremadamente complejos que arribarían a la era de los
superhéroes a manos del movimiento Grindhouse que los posmodernistas Quentin
Tarantino y Robert Rodríguez estaban llevando, y es la historia de Frank
Miller, Sin City, el cómic que Rodríguez decide adaptar, pese al alejamiento a
la tendencia, pues la resolución de la cinta se vuelve el ícono base para la
pregunta a "cómo" que todos en Hollywood se estaban preguntando, y es
tan sencillo como el hecho de la inspiración como el tronco común de la
adaptación de un cómic a la pantalla grande: El cómic YA es una experiencia
estética narrativa, perfectamente bien desarrollada como para cuestionarle, así
que usa la más básica de las ideas: "el cómic es un storyboard". La
enseñanza de Rodríguez la toma de raíz el seminovato Zack Snyder, primero en la
adaptación de otra historia de Miller, 300, que con una maestría visual
sorprendente nos lleva a la gran batalla del Rey Leónidas (Gerard Butler)
contra los persas, y más tarde, y sí como respuesta a su excelente desempeño se
le otorga la tarea imposible: la adaptación del tesoro de Moore: Watchmen,
teniendo el dilema en medio de decidir si condescender con la audiencia
promedio que va al cine a ver súper epopeyas para pasar el tiempo, o si
dedicársela a los más arraigados fans de la sorprendente historia del grupo de
superhéroes alternativos , y decaer con la trama del autor original, adecuarse
a los tiempos y humores descritos, e ir, de ser necesarios, hasta en contra de
los más básicos de los valores americanos; Snyder no decepciona y hace la más sorprendentemente
oscura y amarga película de superhéroes jamás hecha, logra su lugar en la
historia, se consolida, y le da la oportunidad de más tarde realizar un
proyecto propio con la tendencia que ya llevaba, como lo es la muy elogiada y a
la vez criticada Sucker Punch, y luego iría al Olimpo DC en los años por
venir...
Entre sus
proyectos prueba, en esas épocas de vaivén de ideas, DC decide relanzar a
Batman pero en un nivel más básico que lo que había hecho en la saga anterior,
algo under, algo oscuro, que es lo que dicen los fans querer, contratando a un
director aún no de mucho peso pero con deseo de superación, y libramos el
proyecto a como vaya saliendo, si triunfa le seguimos, si falla, damos un paso
atrás.... por lo que Christopher Nolan es el elegido, y Christian Bale ese a
quien enmascarar, y tras la amplia gama de bativillanos que ya se habían
presentado, se selecciona a uno totalmente humano, como lo es R´as Al Ghul,
quien sería interpretado por el consolidado jedi Liam Neeson, además de un
villano de segunda (hasta en la misma trama de la cinta) el menospreciado
Espantapájaros (Cillian Murphy). Nolan
tiene una aceptación relevante comparada con la que el estudio esperaba y le
dan carta abierta para una secuela, DC está nuevamente en la competencia.
El proyecto
Avengers continúa, y tras la magnificencia visual (pues en historia es una
total mierda) que Transformers había mostrado, se contrata a quien antes fuera
un simple extra de la serie de Friends, Jon Favreau, y nos ayuda a recalcar el
hecho de la mediocridad de un director como Bay, por el simple hecho de
demostrar que los efectos especiales sirven como brillo en la película, pero es
la historia lo que vuelve de ésta una máquina cinematográfica digna de competir
con lo más grande en la historia de Hollywood, y eso ocurre en el acto II de la
llamada Fase I del Ensamble Avenger, esa película llamada Iron Man, donde no
solo los efectos, la historia, la comparación con el cómic y la
estructuralización podrían enloquecer al más escéptico de los fancy
antiblockbusters del mundo, sino que introduce a un actor que personifica
excepcionalmente al personaje principal Tony Stark aka Iron Man, Robert Downey
Jr.
Pero si
Downey Jr. es un pedante mamón arrogante con un muy dudoso historial
histriónico ¿cómo podría ser él una de las más (sino es que la mayor)
destacadas interpretaciones de un personaje de cómic? Por el cast. Por el
simple hecho del cast, la selección de actor ideal para el rol adecuado.
Favreau le selecciona no porque Downey fuera el más apto para la representación
sino porque tanto Stark como el actor eran virtualmente la misma persona, y al
encarnar de esa manera a un personaje, la saga entera se levanta con veracidad
sobre todo gracias a Downey Jr., él se vuelve el pilar de la franquicia y es
gracias a él que las siguientes películas del conjunto (Thor & Capitán
América) tendrían el instantáneo éxito que tuvieron, además de la expectativa
de saber qué pasaría después en un tiempo donde las películas seriadas más que
una espera pos mercado, ya eran una declaración de guerra que crearía el enigma
de la subsecuencia, la cual se volvería el elemento base para ésta clase de
cintas, no solo de superhéroes, sino también en franquicias fantásticas y otro
tipo de ciencia ficción.
Marvel
nuevamente se alza todopoderoso, y con una competencia tan menospreciada como
lo fue Batman Begins, no hay nada qué temer ya todo está dicho, pues una Liga
de la Justicia sería una copia del proyecto Avenger, y la saga de Nolan no
promete acercársele a los talones al gigante maravilloso ¿o sí?
Muerte. Una
muerte épica del estilo de Kurt Cobain o James Dean. ¿El actor? un rostro nada
más, alguien adecuable a cintas teen, epopeyas gay, musicales, lo que sea
¿porqué entonces el alboroto? Porque no han visto lo último que hizo, porque
aún no se consideraba a Heath Ledger como el coloso que terminaría siendo,
porque la llamada El Caballero de la Noche aún distaba de conocerse.
Si Batman
Begins fue un aceptable reboot, uno pensaría que su secuela con estar aceptable
bastaría; pero el final de la cinta anterior da pie a lo que sucedería, pero
eso sería afrontar a una de las máximas figuras del género como lo fue Jack
Nicholson ¿porqué Nolan volvería y haría la selección de una estrella aún no
consolidada para suplir a la leyenda pinturrajeada? Porque en el fondo él era
el caos.
Christian
Bale interpreta a un Batman que no
quiere ser Batman, cuya latencia de la venganza nunca para, pero ¿qué será el
elemento que le haga pensar que él no es un vengador sino un estabilizador? la
desestabilización.
The Dark
Knight nos muestra primero una nueva esperanza de Bruce Wayne para la ciudad
que defiende: el fiscal Harvey Dent
(Aaron Eckhart), listo para suplir a Batman de una manera ordenada y legal,
pero un nuevo elemento es ingresado a Gotham y poco a poco todo va
destruyéndose, incluso esa esperanza mencionada, y ese anárquico personaje es
Joker (Ledger), quien ahí mismo es descrito por Michael Cain como Alfred en la
frase célebre de "hay personas que solo quieren ver al mundo arder",
culminando la cinta con la pérdida parcial de Batman ante el enemigo, y sobre
todo con una cachetada con guante de plomo ante el proyecto gestante Avenger,
pues se abren las dos máximas declaraciones del cine de superhéroes, siendo una
que el cine de superhéroes puede ser un espectáculo de súper seres volando y
destruyéndolo todo con dones suprahumanos, y que por otro lado pueden ser los
mismos superhéroes buscando formas de sobrellevar el interminable flujo de
miseria que la vida contiene. Y es en ese pico clímax de la Era de Superhéroes
donde el tratado se da: El cine de superhéroes se vuelve la epítome de consumo
porque ellos nos protegen de las maneras más sorprendentes en las que nos
gustaría ser salvados, tanto por esos superseres por default como esos humanos
mejores que pese a las situaciones prevalecen.
Como era de
esperarse, Avengers es un éxito absoluto, y al lado del Caballero de la Noche
podrían considerarse como los máximos momentos, las corroboraciones absolutas
del tiempo en el que vivimos, ideológica y creativamente hablando; la cinta
queda a cargo de Joss Whedon, quien concreta magistralmente la carrera de la
serie que Marvel había estado llevando, y da pie a la estabilización del género
mínimo desde la perspectiva de la empresa, que meses después se aliaría con el
consorcio de Disney, que le alberga en un nuevo imperio que está construyendo,
uno donde hasta Star Wars había sido tragado, y que empezaría a causar dudas
sobre los siguientes procederes de la empresa, la llamada Fase II que sería una
serie de traumas posteriores a la impactante invasión extraterrestre que ésta
vez es detenida por los héroes más poderosos del universo.
¿qué sigue?
¿qué pasa después?
Inmediatez:
The Dark
Knight Rises, con su trama predicha, con el aviso de superar lo logrado en su
antecesora, teniendo al villano Bane (Tom Hardy) como continuador de la
destrucción de los villanos previos, y hasta al mismo compositor Hans Zimmer
pidiendo colaboración de los fans para la elaboración del soundtrack,
específicamente para el tema del villano, parecían ser una promesa absoluta, y
pese a tener una trama bastante atractiva, al final Christopher Nolan nos
entrega un producto malhechón incapaz de compararse con su obra cumbre (en la
saga del murciélago) terminando su trilogía con más peros que pros; las
mayorías no lo notan, pero hasta burlas en internet son hechas por la
conclusión dentro de la saga que mantuvo a DC competitivo.
Iron Man 3,
la película que le sigue a Avengers da inicio a la Fase II de ese universo,
estrenando su status disney, y destruyendo todo lo logrado no solo en sus dos
películas anteriores, sino hasta pone en jaque la credibilidad del equipo
vengador, perdiendo la esencia del personaje, trayendo una trama decepcionante
y todo por el hecho del simple cambio del director, quedando ahora a cargo de
Shane Black...
Afuera del
círculo VIP, Sony decide retomar la saga arácnida y encarga al director Marc
Webb una nueva interpretación de Spiderman, y éste decide ser más adoc con la
tendencia teen de series como Spiderman de Mtv, y hasta Twilight que con el
cómic o los mejores momentos de la franquicia anterior; por lo que el nuevo
Peter Parker (Andrew Garfield ) es mostrado como un impopular geek que anda en
patineta, es cool, y en pocas palabras es una paradoja andante, y consigue a
una chica guapísima ñoña (Emma Stone) destinada para estar con él, mientras el
superhéroe tiene que luchar con un pésimamente creado Lizard.
La nueva saga
cuenta con una secuela, donde muestran increíbles efectos especiales, en contra
del villano Elektro (Jamie Foxx) musicalizados poderosamente por Hans Zimmer,
pero la patética nueva interpretación del héroe no ha llegado a convencer ni al
mismo Garfield, por lo que pese al anuncio de spinoffs y más líneas a seguir en
la trama, la nueva franquicia está en veremos* y simplemente prueba la obvia
desaprobación que la fanaticada hará en contra de sus historias favoritas
manipuladas al antojo de las tendencias fashionistas...
Por otro
lado, tras el final de la trilogía inicial, X-Men se había mantenido con cintas
menores encargadas sobre todo al personaje favorito de la serie Wolverine,
interpretado siempre por Hugh Jackman; una sobre su origen y una sobre su
estadía en Japón, además de un cameo en la bien recibida X-Men Primera
Generación, cintas de segundo plano que gracias a los errores de las máximas
apuestas, lograron en 2014 consolidar un regreso a los planos sagrados con
X-Men Days of Future Past, derivada directa del cómic del mismo nombre,
encargada nuevamente a Bryan Singer, quien tras fracasar con su pusilánime
Superman Regresa, finalmente vuelve a la franquicia que lo puso en los
reflectores de la era en la que vivimos, y con la misma fuerza que antes nos
entrega la mejor película de mutantes que jamás se haya hecho, ya con una
continuación segura en los años por venir en la secuela X-Men Apocalypse, que
si es como su predecesora, seguro continuará escribiendo el legado singerista.
El mainstream
Marvel de la Fase II continúo en la secuela de Thor, que no es mala, pero
tampoco memorable, y la ampliamente aplaudida Captain America Winter Soldier,
donde los hermanos Russo rehacen la
historia del Capitán poniendo en perspectiva el uso del superhéroe en un mundo
doble moral como el que ahora vivimos, y en medio de una historia de crisis
política, hacen del discurso del Capitán el elemento de cuestión, sobre si lo
que el mundo que ahora habitamos sigue teniendo el verdadero sueño americano o
solo es un pretexto retórico para el empoderamiento norteamericano,
repercutiendo en la serie derivada SHIELD, y fortaleciendo su universo pese a
la vergonzosa caída de Iron Man 3.
La línea
Marvel a la fecha llega a la controversial Guardianes de la Galaxia, el proyecto
extraño de superhéroes desconocidos espaciales donde militan un mapache y un
árbol, cuya historia es completamente lejana a lo que la saga original Avenger
había estado llevando; pero es gracias a la dirección de James Gunn y su bien
logrado cast, además de la excelente elaboración de producción, que la película
destaca, y se vuelve, como antes otras cintas Marvel lo hicieron, un fenómeno
cultural pop que acrecentaría nuevamente las expectativas del universo de los
superhéroes en general, y nos mostraría una nueva perspectiva humilde sobre la
psique del superhéroe aún cuando la naturaleza de los personajes es
extraterrestre y completamente llevada a cabo muy muy lejos de casa, al fin y
al cabo siempre tendremos la awesome mix de Star Lord y la esperanza de tan
buenas películas de superhéroes como ésta...
Por otro lado
DC ¿en qué vamos y a donde va?
Nolan y Zack Snyder quedaron a cargo del replanteamiento de éste universo, se estrenó una nueva película de Superman, más parecida a las peleas del personaje de Toriyama "Gokú" que al Superman que recordábamos, el nuevo actor Henry Cavill, hace lo suyo, así como Snyder en la dirección, pero pese a lo espectacular y el toque oscuro que parecía querían tatuar en la cinta, las críticas no se hicieron esperar, y la negatividad prevaleció sobre los elementos positivos del proyecto... Poco a poco empezaron a surgir rumores sobre el porvenir DC, y parece que The Man of Steel será el inicio de una saga que se dirigirá finalmente a la filmación de una cinta sobre La Liga de la Justicia, continuando con el primer crossover de la marca entre Batman y Superman, pero ya veremos si la saga se sostiene por sí sola o termina siendo una deforme extracción de la saga del Caballero de la Noche o un clon negruzco de Avengers. Pues las muestras han sido tan pocas que es difícil predecir el futuro más certero de lo que promete ser el futuro de la marca; por mientras podemos ver más bien realizadas series para la televisión de Gotham (sobre la ciudad previa a Batman), Flash, Arrow y una nueva y mejorada (con respecto al parecido al cómic) serie de Constantine, el Hellblazer.
Mientras la
guerra Marvel-DC tiene lugar en el mainstream, gracias al legado de cintas como
Sin City o Watchmen, otro proyecto que trata de arrancar y colarse en el
corazón de los fans es la de la historia de Millar-Romita Jr "Kick-Ass",
que enfoca la historia de un fan que hace lo que sea para convertirse en un
superhéroe; y gracias a lo logrado por el director Matthew Vaughn la primera
parte tiene un relativo éxito de crítica y audiencia, pero rápidamente cede
nuevamente el poder a las dos compañías al mando debido primeramente a la mala
publicidad que Jim Carrey le hace a la cinta tras la balacera de Aurora en la
premier de TDKR, satanizando la violencia en el mundo de los superhéroes y tal
vez consciente, tal vez inconscientemente sirviendo de peón para ensalzar a las
máximas potencias sin nadie que pudiera hacerles frente sino a ellas mismas
para decidir el destino de la Era.
- Las
siguientes líneas son arreglos al texto original escrito en Diciembre del 2014,
pero entre el estreno de Avengers 2 y los nuevos anuncios de lo que DC prepara,
a solo unos meses de haber terminado mis articulo"s" de La Era de los
Superhéroes, el panorama luce totalmente distinto, totalmente absoluto.
La guerra
sigue, el declive o el imperio están por definirse, pero en esta inamovible
era, Marvel ha dado el siguiente gran paso, pues si de algo se dieron cuenta en
las primeras etapas es que ya no hay que ver su producto como unidades
enganchadas, sino su producto es una unidad enorme conformada por elementos pequeños,
sin importar su grandilocuencia; y ese es el verdadero concepto construido para
la secuela del clímax: Avengers Age of Ultron.
Luego de la
compra de Spiderman, Marvel podría fiarse de tener todo asegurado, pero no, no
suelta sino recontextualiza el cine, los medios son atajos a una gran idea, los
medios son pretexto, por lo que el simple hecho de iniciar la cinta viniendo de
una trama directa de su ninguneada serie Marvel´s Agents of SHIELD es la
primera muestra de esa enredadera, siguiendo de las subtramas, desde la
arrogancia de Tony Stark interrumpiendo los objetivos del equipo hasta Thor
previsualizando las gemas del infinito (entre otros tantos elementos) hacen que
la trama principal, la del robot Ultrón, pase a un plano secundario, un pretexto
para la batalla, pero un pretexto que servirá de puente para el que ahora se ha
preparado para ser el máximo de los eventos de la empresa, el cierre de la
trilogía en Avengers 3, donde parece todos los héroes a su alcance llevarán a
cabo la más impresionable superguerra que jamás se haya visto en la pantalla
grande. Y de eso se trata realmente el cine, de sorprendernos, de no
conformarnos, de exigir y recibir productos cada vez mejores sin límite alguno
que nos restringa de la más alucinante o imposible trama que a alguien se le
pueda ocurrir.
A la fecha DC
ha tenido como ofensiva un bastante insípido trailer de Batman v Superman,
fotos de Aquaman y la Mujer Maravilla, y algunas del Suicide Squad y el nuevo
Joker, pero como promesa podemos verle disminuida, teniendo tan solo el deseo
que Zack Snyder con respaldo de Nolan saquen lo mejor de su trayectoria, pero
hasta no ver no creer...
Y eso es la
Era de los Superhéroes, la era en la que habitamos, en la que hemos hecho
triunfar un género cinematográfico y mercadotécnico gracias a nuestra necesidad
de protección religiosa de la que comencé hablando al principio de mi texto,
que, tras casi 30 años de producción casi continua, nos ha mostrado cada vez
más autores que crecieron criados por las historias que ahora recrean en la
pantalla grande, cada vez mejor, cada vez más fieles, volviendo de ésta Era
algo en lo que vivimos, que, más allá de la situación política e idiosincrática
de cada rincón de la Tierra, siempre nos ayudarán en la subsanación de nuestras
necesidades más básicas, nuestros miedos más animales y nuestra necesidad prima
de ir más allá de lo que somos, y en ese más allá, hallarnos seguros, hallarnos
protegidos.
El
epílogo ideal se da en 2014, cuando, en medio de la Era, entre fanáticos
amantes de las tramas, y fanáticos externos divertibles, se encuentran a los
detractores, en general eruditos del conocimiento que entienden el provecho
capitalista que una moda como la de ver cine de superhéroes ayuda en el
sofocamiento del cine de autor y el cine experimental, pues en cierto sentido
podrían ser las contrapartes una del otro; sin embargo, en este epílogo
mencionado existe una nueva cinta por un director autor comparable con los
máximos pilares del cine de todos los tiempos, y ése es Alejandro González Iñárritu,
quien para su quinto proyecto dirige la cinta Birdman, no basada en el
superhéroe de Cartoon Network sino más bien en el efecto de la Era de los
Superhéroes a través de 30 años de usanza, aterrizando la idea en el
paralelismo que crea con el Batman de Tim Burton, el Keaton de Batman, y el
Keaton de ahora; en la cinta han pasado casi 30 años que el personaje llamado
Riggan tuvo su máximo éxito en la obra cumbre del cine de superhéroes, Birdman,
y ahora trata de recrearse un papel en la historia artística, teatral,
cinematográfica para comprobarse a sí mismo que ha logrado superar ese evento
de su vida, pero en un mundo como el que vivimos, donde él fue piedra angular
de éste ¿cómo ir más allá de lo provocado?
Birdman
es el epílogo de un texto sobre La Era de los Superhéroes pues es una prueba
completa de la fuerza y relevancia que tiene el género no solo para los
bolsillos de los productores de Hollywood, de la casa que se les venga en
mente, sino como parte de nosotros, siendo nosotros partícipes activos de su
movimiento, aceptando vehemente y orgullosamente a los nuevos dioses que nos
inspirarán a seguir viviendo, a seguir creando y a seguir encontrando maneras
para entender lo que somos, y en lo que, como humanidad, hemos construido.
PABLO SUÁREZ [etis hagen]
diciembre 2014- mayo 2015
*Al día de la
publicación del texto Spiderman ya es parte del MCU y lo hecho por Webb parece
haberse declarado oficialmente fracaso
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