Parte del paquete de premios 2017 y dirigida por David Mackenzie, la historia nos narra un oeste texano contemporáneo, endeudado, oxidado, desesperanzado, donde todos saben que el verdadero enemigo son los bancos chupasangre. Un par de hermanos en crisis, Toby (Chris Pine) y Tanner (Ben Foster) deciden que la única manera de salir de deudas y "salvar" a su familia, es una semana de asaltos a bancos. La película abre con los primeros dos robos, se muestra como Toby insita a llevar a cabo los robos lo más éticamente posible, sin lastimar a nadie, pues las personas no son el enemigo. El tercer robo lo hace Tanner sin avisar a Toby, mientras este platica con una mesera. Para entonces, el ranger Marcus Hamilton (Bridges) y su ayudante mexicoapache Alberto Parker (Gil Birmingham) ya empezaron a investigar los crímenes, encontrando patrones que esperan les sirvan para predecir los siguientes atracos. Toby y Tanner cambiarán el dinero en Las Vegas para pagar fideicomisos para el futuro de los hijos de Toby, entrando en una misión sin vuelta atrás que, con un aire similiar al de No Place for Old Men, le hará la película más emocionante de las nominadas.
Pese a tener cambios de velocidad en cómo se cuenta la historia, los vertiginosos son los que hacen de esta pieza una total recomendación para fans cinéfilos generales y Bridgebelievers; Mackenzie lleva perfectamente bien la historia para que no sea una caricaturización de lo ya hecho, sino una postura política que más que el mismo mensaje western de siempre, hable de una situación económica y social que se vive en el estancado sur de Estados Unidos.
Es improbable que el domingo de premios sea mencionada, pero sin duda, es un aire fresco para la tendencia pesismista de este año, y una postura ruda que no solemos ver mucho por estos afresados terrenos.
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