martes, 12 de agosto de 2014

Dead Poets Society (1989)

Dirigida por Peter Weir y teniéndola como epítome de la carrera de Robin Williams, la cinta es un gran ejemplo de lo que el actor se sintió durante el resto de su carrera, y quizá sea el secreto dentro de su corazón sobre su verdadera genialidad, más aislada de la pasticidad y vanal hollywoodense, y más cerca del alma artística y literaria que el ser humano es. La cinta gana un óscar a guión original, y merecidamente es un referencial entre las cintas de rebeldía juvenil, aún cuando se encuentra más cerca de La Sonrisa de Mona Lisa que de Kids, pues la rebeldía no siempre se simplifica en el exceso más inmediato, sino simplemente en la liberación del espíritu sometido a las retrógradas maneras de los adultos felizmente autonombrados así...
Sobre quien pareciera ser el protagonista, Neil, interpretado por un brillante Robert Sean Leonard, acompañado de Ethan Hawke, Josh Charles, Gale Hansen, entre otros, quienes forman un grupo secreto de lectura en el año de 1959, inspirados por su maestro, John Keating (Williams), quien les inspira a la libertad y al arte de formas poco ortodoxas, donde los institucionalismos son desechados y la independencia y la creatividad se vuelven la bandera y el impulso de estos nuevos prospectos de grandes pensadores, impulsándolos al amor, a las artes expresadas y a la liberación de su propio ser más allá de los prejuicios de sus padres; todo esto dirigiéndose en picada a una excelente secuencia que podría dividirse en una línea del tiempo que arrivaría al Dr. Wilson de Dr. House, caminando por San Sebastian y la caída de todos los anhelos y esperanzas alcanzadas en la clase de Keating, de las cuales no puedo ser tan específico para evitar spoilers a los que no conocen aún la película completa.
Es de los primeros papeles en los que vemos el optimismo que tanto destacó en la carrera de Williams, usándose aquí, sin embargo, de una manera donde la inteligencia sobrepasa y pisotea el simplismo que más adelante caracterizaría gran parte de su carrera. Si acaso hubiera una cinta donde más se destacara la grandeza del actor, sin duda la gran recomendación sería esta; todo esto sabiendo también que gran parte de la grandeza de la cinta es gracias a Weir y al galardonado guionista Tom Schulman, pero es en gran medida la elocuencia y convergencia creada en el cast total que la hace una referencial en los caminos del cine de todos los tiempos. Gran recomendable.









No hay comentarios:

Publicar un comentario