sábado, 28 de marzo de 2020

El Hoyo (2019)

Enclaustrados en medio de la pandemia de coronavirus, la película mame del momento no es de superhéroes sino una versión anticapitalista española del clásico de los 90´s El Cubo -no es como tal un remake, pero se nota la influencia a todo lo que da- Estrenada en Netflix, la dirigida por Galder Gaztelu Urrutia, ha sido todo un hito viral entre los que la amaron, los que la odiaron, los que no la entendieron y los que dicen que es la película más fuerte de la historia del cine -esos seguros antes consideraban alguna película de Derbéz su Ciudadano Kane o su Serbian Film, pero bueno...- antes de comenzar a argumentar, justificar o enredarles más en ideas, les puedo decir que sí es buena la película -saben que de por sí en este blog nos gusta el cine español- pero no está ni cerca de ser lo que el mame la ha convertido socialmente... como sea, sería bueno que sirva con el cometido original que se el director tenía al contárnosla.
La cinta empieza en seco, dos tipos despiertan en una habitación con el número 48, uno es viejo y ama la palabra "obvio", Trimagasi (Zorion Eguileor), el otro es joven y moralino, Goreng (Iván Massagué), se van conociendo, se va contextualizando la dinámica del lugar, el Hoyo, y es relativamente sencilla, ahí les van: Reciben un cubo con comida una vez al día, este cubo dura en su nivel 2 minutos, de ahí deben de comer sin sacar nada de comida de la "mesa", luego baja al siguiente nivel y ellos pueden comer de lo que queda. Los habitantes del hoyo permanecen un mes en cada nivel, cambiándoles aparentemente aleatoriamente entre los N niveles que existen en esa "cárcel". Algunos entran por voluntad propia, sin saber exactamente qué pasa ahí, algunos entran como castigos a crímenes realizados en el mundo real. Trimagasi le enseñará a Goreng a sobrevivir ahí dentro de una manera agresiva, pues así es su carácter, y a lo largo de los 6 meses que Goreng estaría en el hoyo, irán sucediendo acontecimientos que muestran la verdadera naturaleza del lugar, explicada más que nada por el personaje de Imoguiri (Antonia San Juan), hasta aquí no adhiero más para no spoilerear dentro del argumento.
A partir de ahora esta reseña puede o no contener spoilers, es responsabilidad de ustedes continuar o no:
Entonces, la gente no entiende porque está ataradada con la mierda que nos transmite Disney Channel, nos canta Bad Bunny, y nos atasca Cinépolis con la mierda de los Derbéz, es un proyecto jamás visto por las audiencias zombie a las cuales no les había propuesto pensar, pero lo que Gaztelu propone simplemente es una metáfora de la sociedad capitalista representada a manera de niveles, donde el status se adquiere literal al azar y a veces se está arriba y a veces se está abajo. Dentro de esta situación se establece un sistema de producción y abastecimiento que en teoría alcanza para el total de los participantes de este experimento en curso, el papel de Trimagasi y Goreng es establecer en las primeras escenas el lema de "C´est la vie (Así es la vida)", mejor comer que ser comido, ser feliz cuando se puede, aprovecharse si es necesario, la justicia es una debilidad, la preocupación por el prójimo también. Aparece Imoguiri, ella representa a la bien intencionada rica, que baja a las entrañas del sistema para comprobar la naturaleza bondadosa de las personas y demostrar que el sistema siempre ha funcionado y solo es que ser buena y todo será bueno también. Tras las secuencias con Trimagasi, Goreng quedó curado de espanto y la trata de a tonta, pero al ver el esfuerzo de ella por demostrar esta bondad, Goreng termina entendiéndola y apoyando su plan que se basa en que la comida que baja por el hoyo alcanza para todos los niveles, el chiste es que en cada piso se coma justo la ración que le toca sin atrabancarse o sin pensar en los de abajo. Tras la salida de Imoguiri aparece Baharat (Emilio Buale), el último compañero de Goreng, el pobre soñador al que literal lo único que le espera es que le caguen en la cara; su color mismo es un símbolo de tendencia racista de la distribución desigual y la impresión de mérito aminorado; no obstante, al ver el brío del último compañero más lo que Imoguiri le deja, Goreng se vuelve el revolucionario consciente a quien no le importa sacrificar su repentino alto nivel, el 6, por enseñarles a todos la justa distribución; se martiriza por la causa justa. Él y Baharat se subirán a la mesa e irán descendiendo nivel tras nivel para enseñarles a todos que deben comer solo lo justo para que les alcance a todos. Como hay posibilidad de fracaso empiezan a repartir la comida hasta el piso 51, que son los que menos tienen y más inhumanos se vuelven. En la bajada encuentran a un viejo amigo de Baharat, Brambang (Eric Goode), quien les aconseja que más que hacer sin ser vistos deben de demostrarle a los administradores del sistema lo que ha sucedido, generar un símbolo que haga que su acción haya valido la pena, ellos eligen un pastelillo delicioso que piensan enviar arriba esperando demostrar que aún hay posibilidad de humanidad dentro de ese túnel que parece solo mostrar la verdadera identidad de las sociedades humanas. Saben que el símbolo terminará siendo algo más drástico, algo que no solo muestra la bondad que aún puede existir, de una manera u otra, sino que es el mismo sistema el que ha fallado y ha malformado sus decires y constitución de los cuales parece vivir orgulloso.
Mucho choro, pero más o menos de eso va...
Así que completando el cast con Alexandra Masangkay, la cinta sin duda es una buena película, con un mensaje súper propositivo, sí de lo mejor del año, pero de lo mejor de la vida, disrruptiva, traumante y eso para nada... solo es una buena historia con un final que no ha agradado a muchos, pero se entiende conociendo todo el relajo conceptual que el director quería expresar.
Claro que es recomendable, y en esta cuarentena ¿porqué no verla? únanse al mame y den su punto de vista.






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