miércoles, 23 de agosto de 2017

Annabelle: Creation (2017)

Como hoy en día ya todo es "universo", el del Conjuro no podía excluirse de esa "tendencia" contemporanea; el tren del mame es un lugar comodo para viajar en el mundo de la actualidad, ¿porqué no abordarlo? Así que de este universo ya habíamos tenido antes la primer derivación: Annabelle, esa película que tendía más a un raro remake del Bebé de Rosemary que a la visión de James Wan, quien irónicamente hace un pequeño segmento de aquella cinta, siendo este lo que más vale la pena del film. Cuando se anunció la secuela/precuela el mame bebé, los millenials más críos se emocionaron como deberían de emocionarse, es su generación, déjalos ser, para ellos Freddy y Jason son lo que para nosotros fueron Dracula y Frankenstein; a ellos les ha tocado la era de Wan y hay que dejarlos ser... El tráiler fue parte del hype de cada año, teniendo a ésta y al remake de It como las grandes promesas de horror para el 17´; como la primera parte se me hizo más de esa exprimidas de los productores para sacar dinero, fue hasta días después que fuí a verla, y mi veredicto cíclope termina siendo este:
Dirigida por David F Sandberg, a quien ya habíamos criticado en Lights Out, la cinta, como su nombre nos advierte, es el inicio de la muñeca, cuando un juguetero (Anthony LaPlaglia) está por iniciar una serie nueva de muñecas, la primera obviamente es la muñeca que más tarde conoceremos como Annabelle; en este momento quien lleva su nombre es la hija del juguetero (Samara Lee), una alegre niña a la que le gusta jugar con su papá. Ellos viven en el campo con la mamá (Miranda Otto), siendo una bonita familia cuya vida se basa en el comercio de juguetes; pero todo llega a su fin cuando la pequeña es atropellada y el intro tiene su fin.
12 años después se ve que el papá prestó su casa a la iglesia para que se vuelva un orfanato para señoritas; el padre y la madre seguirán viviendo ahí, pero con un misterio envolviéndoles, a las niñas las cuida una monja (Stephanie Sigman), y la historia comenzará centrándose en Janice (Talitha Bateman), una niña con polio, que como no puede salir a jugar y correr con el resto de las niñas se expone más a la casa que parece contagiada de la muerte de Annabelle; de un momento a otro, la casa le dirigirá al cuarto donde se oculta la muñeca, y al llegar Janice a este, el mal será liberado y se dará inicio a un terror más allá del que ella ya está viviendo.
Y pues no hay que ahondar y spoilear demasiado para saber que lo que sea que posea a Annabelle hará vivir a las niñas un terror mínimo como el que la primer parte nos habría brindado; no obstante, para satisfacción mía, Sandberg no solo se supera a sí mismo como director, sino que rebasa a la cinta anterior con creces, teniendo que esta secuela es más adoc con el buen desarrollo del Conjuro, teniendo uno de los proyectos de horror más gratos de los últimos tiempos, pues en esa mezcla de terror satánico, con posesión de juguetes, con cuerpos crujientes y lentos -al estilo oriental de Grudge y El Aro-, con terror inmobiliario más los cameos al universo previo, como lo son la breve aparición de The Nun del Conjuro 2 y los protagonistas de la primera Annabelle, hacen del resultado un muy buen proyecto que honestamente nunca pensé que resultara de la manera de la que terminó siendo.
Coprotagonizada por Lulu Wilson, a quien conocimos en La Ouija 2 -otra buena precuela-, y quien parece buscar un camino en el partenón de las scream queens, la cinta termina siendo una agradable sorpresa que sabe llevar bien el legado que carga, no se siente forzada y malhecha como lo que está pasando con el de Universal Monsters, ensalza y repunta la historia para las siguientes películas/entregas y torna esa decidia en una recomendación terrorífica para este que ha resultado un buen verano cinematográfico. El proyecto no es el mejor que haya existido, pero sin duda es un alivio a la mayoría del cine basura que se ha estado haciendo en los últimos tiempos...









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