domingo, 21 de septiembre de 2014

Marquis de Sade: Justine (1969)

Aunque es una producción italo alemana del oeste y está dirgida por un español, la película del sexplotation está en inglés, como tratando de abarcar el mercado internacional, tratando de volverse un hito al utilizar al famoso sexteller Donatien Alphonse Francois de Sade como punto de partida; sin embargo la cinta de Jess Franco, por más que a parte de lo mencionado mete a Jack Palace como parte del elenco, no llega a narrar una verdadera obra maestra de la controversialidad sexual que una historia como la Justine debería de ser, y aún cuando Franco podría estar entre los más destacados directores del género la película tiene una malhechura compositiva y narrativa que destaca por encima de cualquier posibilidad de genialidad que pudiera existir...
Sobre las hermanas Justine y Juliette, interpretadas por Romina Power y María Rohm respectivamente, quienes son separadas de jóvenes yéndose una hacia los caminos del exceso y la maldad, y la protagonista a los de la virtud y la desventura, teniendo entre ellas el ser acusada de asesinato, utilizada como objeto en un monasterio con filósofos del placer, entre otras asperezas del destino, que Franco rediseña para darle un final feliz gracias al reencuentro con su hermana.
Comenzando la crítica al mencionar que las hermanas son más bonitas que talentosas, y sus actuaciones, como las del resto del elenco son bastante malhechonas, teniendo también aquí lo que Palace hace como un personaje exagerado y grotezco (pero no de calidad, sino de chafada), siendo a la par las actuaciones de Klaus Kinski como el Marqués de Sade y la de Akim Tamiroff como Du Harpin igual de perecederas sus actuaciones. Desenfoques mal hechos, música forzada, escenas teatrales que más que homenaje al teatro parecen no pensadas previamente, y un sin fin de detalles que no dejan nunca pensar en otra cosa que dejar de ver la película, la hacen una de las obras más chafas que uno pudiera recordar...
Por lo que si usted es fan del sexplotation, del Marqués de Sade y todo artista mencionado arriba y desea arriegarse, adelante, pero no hay garantía de nada sobre nada, pues la singularidad de chafada es excedente e innolvidable.... demasiado  decadente.





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