lunes, 14 de agosto de 2017

Baby Driver (2017)

Luego del abandono de Antman -por comprensivas razones de director-autor contra el sistema- Edgar Wright revive un proyecto iniciado en 1994 inspirado en la película de 1978 The Driver de Walter Hill, con gran influencia del Grindhouse clan (Tarantino-Rodríguez y hasta Tony Scott y Rob Zombie), solo para entrar en un área totalmente adecuada para sobresalir, construyendo una película de persecuciones en auto con un espectacular soundtrack vintage que ha dejado a la crítica maravillada, pero que también pudo haber destacado por ser estrenada en una era que desde el mismo Tarantino hasta Guardianes de la Galaxia han dejado lista para que proyectos como este brillen tan intensamente que nadie pueda negar la maravillosidad de un director que desde hace mucho ya sabíamos era de lo mejor de su generación.
La película nos narra la historia de Baby (Ansel Elgort), un chavo con un problema de audición que sobrelleva escuchando música todo el tiempo, que por andar robando autos terminó robando el equivocado, a un mafioso (Kevin Spacey), y tuvo que trabajar para él en varios asaltos para quedar en paz en el caso; en la cinta vemos sus dos últimos atracos y uno más que lleva a la conclusión de la cinta y a un memorable y gigantezco acto final. En el primer robo se va con Jon Hamm, Eiza González y Jon Bernthal -Punisher se tomó un rato para asaltar un banco y bullear al niño creidito que no le habla a nadie, solo oye música-; en el segundo robo va con Jamie Foxx, Flea (de los Red Hot Chilli Peppers) y Lanny Joon; y finalmente repite para la misión extra a Hamm, González y Foxx... En el inter de su vida criminal se la pasa con su padre adoptivo (CJ Jones), a quien se ve le tiene un incondicional afecto; y conoce a Debora (Lily James), una mesera de la que se enamora, y con la que quiere irse en un road trip una vez acabe con su vida de maleante. Todo parece muy bello y nivelado, armado para sobrellevar el amor por sus seres queridos y el deber con los delincuentes, no obstante, como era de esperarse, todo se le saldrá de las manos y sucederá el gran caos que una película como ésta necesita tener.
Así que incluyendo a Beach Boys, Jon Spencer, T Rex, Beck, Blur, Barry White, Queen, Simos & Garfunkel, etc, etc, etc, Wright lleva a cabo su más aplaudido proyecto y hace un nuevo clásico de acción que regenera nuestra fe en el cine de acción, como pocas películas logran hacerlo. Cada personaje está muy bien llevado y actuado, hasta Eiza González puede volverse icónica -la carga de Televisa en cualquiera siempre estigmatizará a quien sea donde sea-, las secuencias son impecables, las paletas, la coreografía, la empatía, la sincronía, teniendo ante nosotros, sin duda, una de las mejores películas de año; para muchos la mejor película del director -para nosotros no, somos eternamente enamorados de la trilogía Cornetto-, esperando desde este blog, ahora sí reciba el renombre que merecía desde hace ya bastante tiempo atrás.
Teniendo que quizás lo único malo de la película es la traducción del título al español "Baby El Aprendiz", pues no es aprendiz de nadie, la cinta es totalmente recomendable, de lo esencial del año y del género, así que corra a verla antes de que la quiten de las salas de cine.









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