Tras trabajar con Kirk Douglas en Paths of Glory, y que fuera despedido por Marlon Brando de One Eyed Jacks, Douglas invita a Stanley Kubrick remplazar a Anthony Mann, a quien corre por diferencias con el actor/productor, Kubrick acepta pues es su primera oportunidad en las ligas mayores de Hollywood, aún cuando tuvo que declinar a muchas de sus peticiones como director, como lo eran checar y retocar el guión, rehacer las escenas de Mann, entre otras cosas que lo llegaron hacer odiar otra de sus creaciones.
Sobre la historia de Espartaco, protagonizado por el mismo Douglas, su esclavitud a manos de Léntulo Batiato (Peter Ustinov) que lo vuelve gladiador, y le incita después esta profesión a la revolución y liberación de los otros esclavos, la cual fracasa, y en un emotivo final de esclavos unidos, de una manera inesperada, Espartaco consigue lo que tanto luchó: Su libertad.
Muy privado de sus capacidades creativas personales, la cinta es un éxito, y es una épica y absoluta parada obligatoria en la historia de las megaproducciones hollywoodenses, sin embargo, pareciese ausencia total de la individualidad del director. Douglas se lleva las palmas, y los vitoreos, la historia de Espartaco se hizo como él quería, pero de nada sirvió contratar a Kubrick, tal como empezó, solo fue un favor de amigos...
Aún así, Hollywood le celebra la gran película, y James B Harris ahora casi ruega por que su contrato siga, dándole su importancia debida en los films por venir.
La película es recomendable si a usted le gustan las grandes clásicas como Ben-Hur, o los Diez Mandamientos, pero como digo, la ausencia de Kubrick es la más grande decepción en la película.
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