En una época donde Mandela trata de encontrar ese medio que unifique a sudáfrica, que haga olvidar las razas y los una como nación, a este inspirador personaje se le ocurre invertir su tiempo y esperanzas en el mundial de rugby, pensando que si el equipo nacional lograba ganar el campeonato, haría que las personas olvidaran sus odios raciales y se unirían en una fiesta sobre la grandeza de su pueblo.
Podemos decir, que Eastwood, para variar, no decepciona, alcanza su fuerza creativa y genial a la que nos tiene acostumbrados, y elegir a un actor tan amado para interpretar a un personaje tan amado, es otra de las muestras de la certeza de la creación cinematográfica con la que el director cuenta.
Una cinta inspiradora, una muy buena narrativa e historia sin caer en boberías o cursilerías, y un drama biográfico que bien merece el título de Altamente recomendable.

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