Aunque parecía haber suficiente con las primeras dos partes, luego del fracaso de la cinta NY Histories, a Francis Ford Coppola no le queda de otra sino aceptar la oferta insistente de Paramount para hacer una tercera parte de su éxito del Padrino, y pasó lo que siempre pasa cuando haces las cosas porque no te queda otra, sacó un producto deficiente en comparación a las otras cintas, pero que igual fue aplaudido por la academia, aunque no con los mismos resultados.
Nuevamente con Pacino a la cabeza, los años han pasado por los Corleone, y ya que Michael no quiere saber más de la mafia empieza a buscar invertir en una empresa del Vaticano llamada Inmobiliare, por lo que sus antiguos colaboradores no estarán tan a gusto con su separación con ese que les hizo ganar millones, por lo que un nuevo complot en contra de la familia da inicio, teniendo como principal sospechoso a un mafioso de segunda de nombre Joey Saza (Joe Mantegna). A la vez, el hijo de Michael, Tony (Franc D´Ambrosio) decide no seguir el camino de su padre y dedicarse a la ópera, desición que llevará al clímax de la cinta a una secuencia en la ópera de Sicilia; y para terminar, el legado de los Corleone se definirá por la aparición de Vincent (Andy García), hijo bastardo de Sonny Corleone, quien querrá hacerse acreedor de la confianza de su tío, mientras a la vez tratará de contener su deseo hacia su prima Mary (Sofía Coppola), amor que no le cae tan en gracia al líder de la familia.
Completando el cast con Talia Shire, Diane Keaton, Eli Wallach, George Hamilton, Bridget Fonda, entre otros y ya ni siquiera contando con Nino Rota en el score, la cinta es primeramente atacada por el extremo nepotismo de los Coppola en la producción, pues bien sabido es que la introducción de la hermana del director (Talia Shire) fue una buena desición, pues la actriz se apropia del papel desde la primera cinta, volviéndose uno de los personajes indispensables de la saga, sin embargo, la adición de Sofía como Mary cae en la falta de profesionalismo, pues sea como sea el cine que desarrollará después en este papel dista bastante de ser buena... Y por último la mención de la ausencia de Rota, es por el hecho de quien queda a cargo de la música aquí es Carmine Coppola, quien ni cerca está de lo hecho por el compositor original en las películas iniciales.
Entonces desde el nepotismo hasta la falta de ganas, un guión lento e innecesario, y el forzado cierre de la trilogía, la película sin duda es el patito feo del cuento; no obstante, no por eso cae en el cine de porquería ni de mala calidad, pero el compararse con joyas como las entregas anteriores le ha ganado ese odio general cinéfilo que llena el ambiente de aquí y allá.
La película es recomendable sobre todo para los que quieran ver la trilogía completa, sin embargo, si con lo oído ya no les quedan ganas de desilusionarse como tal vez pasaría, con la belleza de las dos primeras cintas basta para deleitarse de lo que el mito que la saga ha generado, y seguirá haciendo por generaciones y generaciones en los años por venir.
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