domingo, 24 de septiembre de 2017

Cásese quien pueda (2014)

Dirigida por Marco Polo Constandse, y estelarizada por las hermanas Higareda, Martha y Miriam; la película bien podría situarse dentro de la nueva ola de cine mexicano, esa ola de la "comedia a la mexicana" donde el cine y la gente de la televisión se unen para demostrar que el cine de ficheras no fue lo peor que le sucedió al cine en México, para mostrar a artistas icónicas como Martha H evidenciadas como la malhechura que sus carreras significa que bien podría mostrar que -casi todo- el cine que se hace en el país, en la actualidad tiende más a las teleseries basura de Televisa que a ese momento brillante que se dió a principios de siglo con nuevos clásicos como Y tu mamá también o Amores Perros.
La historia es una cochinada. Iniciando con el descubrimiento de Ana (Martha H) en vísperas de su boda, de que su prometido (Richie Mestre) le pone el cuerno con una de las damas de honor, la película se divide en 2 historias, la de Ana, quien se emborracha por esto y cae en una camioneta que unas cuantas horas la lleva a Quintana Roo, en medio de la selva, donde descubrirá el verdadero amor no pretencioso en un nativo rubio (Michel Brown) que ayuda a los indígenas; y en la historia de su hermana (Miriam H), que está enamorada de su amigo (Luis Gerardo Méndez), y tiene que impresionar con cantos, partidos de beisbol, etc,  a su familia para demostrar que sí son novios, y él no es gay...
Sí, simple, licuada y mal procesada, la película, que ni con página wiki cuenta -hasta a Wikipedia le ha de dar pena hablar de ella- es un claro ejemplo del cine que no requiere México, y al que tanto presupuesto se le ha asignado... cosa que debería de ser redistribuída, y ver en sitios como el CCC o el CUEC proyectos que más valen la pena que la vomitada que termina siendo el orgulloso retoño de Constandse.
La película solo es recomendable para gente que ama La Rosa de Guadalupe o es fan del catálogo de Blim, pues en esta ocasión ni la tan conocida belleza de Martha H eclipsa la decrepitud de semejante abominación fílmica.









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