Si buscaramos alguna manera de hallar el cómo y el porqué el éxito y fama de Adam Sandler, es entre esta cinta y Lil Nicky donde podríamos encontrar los orígenes de su gloria, y el porqué es sin duda, sus conectes con el mundo musical, teniendo por un lado hasta a Ozzy Osbourne de un lado, y en ésta ocasión a Incubus, quienes casi se vuelven sus padrinos, al lado de los Deftones, para jalar a toda la fanaticada hardcore, en uno de sus primeros grandes éxitos sandlereanos, que marcarán su estilo que lo ha hecho lo que ahora es.
Dirigida por Dennis Dugan, la cinta narra la historia de Sonny (Sandler), quien adopta por trucos a un niñito para que su novia se quede con él, al mostrar que ya es maduro, pero cuando se lo enseña ella le dice que de todos modos ya no quiere estar con él, así que Sonny decide regresarlo a servicios sociales, quienes le dicen que si lo regresa irá a un orfanato en lo que hallan una nueva familia, por lo que por mientras Sonny decide quedarselo y educarle de la manera en la que él cree correcta: dejandolo hacer lo que se le de la gana como se le de la gana; ésto hasta que el mundo le ponga frenos, y los del gobierno se den cuenta de su fraude.
Así que el tener a Limp Bizkit, Eurythmics, Garbage y Guns & Roses en el soundtrack bastante ayudaría a dejar de lado la trama tarada del personaje de Sandler, sin embargo, viéndola desde afuera de los oídos, no; la película es una tontería sentimentaloide para llenar horas en televisión y nada más; sí es una introducción a la catástrofe cómica que Sandler significa y una premonición de lo que su carrera será en los años por venir...
Así que si el soundtrack le ha llamado la atención, consígalo y ya, pero la cinta es tonta, y quizás solo para ponerla en la tele un día que llegue muy cansado del trabajo, así servirá su existencia... solo así.
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