Dirigida por Mark Neveldine, película intrascendente en las salas de cine, pero ahora disponible en el catálogo de Netflix, la traducida como Exorcismo en el Vaticano es una más del montón que se suma a la larga línea de daños colaterales del Exorcista, e inhundando el género de terror B se vuelve más y más predecible... Ya habíamos tenido exorcismos en el Vaticano en la del Juay de Rito, solo que ahora el exorcismo no sucede en el vaticano, y tape no significa exorcismo sino cinta (qué descubirmiento)... La cinta es estelarizada por Olivia Taylor Dudley, Dougray Scott y John Patrick Amedori, además de contar con la prescencia de Michael Peña como el padre clitché que cree en la posesión mucho antes que cualquier doctor, psicólogo, psiquiatra o sacerdote en el mundo.
La cinta narra el proceso de posesión de Angela (Dudley), una chica que vive en unión libre con su novio, Pete (Amedori), y es visitada por su papá católico irlandés (Scott), justo al momento en el que los sucesos empiezan a darse. Primero se le va la onda, se pone rara, deshidratada, pero es hasta un accidente en un taxi cuando la posesión comienza a hacerse evidente, teniendo entre sus satánicos síntomas el poder de controlar a otras personas para hacer el mal. Ya sabes, prototípico desarrollo para una cinta del estilo; solo el final es distinto, evocando más a la Profecía que a otras cintas de posesiones demoniacas. Y como menciono, el exorcismo no sucede en el Vaticano... mandan a alguien de ahí, pero relativamente equiz.
La película, como la intervención del del Vaticano son bastante tibias, irrelevantes y forzadas, las tomas son predecibles, y solo la última secuencia del clímax, que parece de X-Men, podría ser lo destacado, puesto que en estos géneros no suele usarse tanta parafernalia...
¿Recomendable o no? es recomendable domingueramente si no tiene nada que hacer o es el máximo fanático del género... si nunca la ve no se pierde de nada en absoluto.
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