El primer gran hit terrorífico del año es el reboot del clásico Hombre Invisible de 1930, pero ahora con una perspectiva desde el ojo del infravalorado también master of horror Leigh Whanell, a quien deberíamos tener en mente por clásicos como Saw e Insidious. La cinta, hecha para un papel B y por lo tanto filmada con un presupuesto no tan ostentoso, resultó ser un exitazo de taquilla en EU suficiente como para ya estar hablando de volverle una franquicia.
Estelarizada por una muy aplaudida Elizabeth Moss, la historia aborda una postura muy feminista enmascarado por una ambigua postura sobre la presunción de inocencia, y no spoilereo pero espero que los que ya la hayan visto entiendan, y los que la van a ver apenas reflexionen al respecto, y escondo esto en mi argumento:
Cecilia (Moss) despierta, droga a su pareja y escapa de su mansión... En su escape, él (Oliver Jackson Cohen) se despierta y persigue preguntando porqué, pero el carro de la hermana (Harriet Dyer) de ella llega en su carro, sacada de onda, y lo más que él hace es romper uno de los cristales del carro por el coraje del abandono...
Cecilia se va a vivir con su cuñado (Aldis Hodge) y su sobrina (Storm Reid), quienes la ayudarán a superar el trauma de su ex, trauma del que nunca se corrobora nada pues la violencia intrafamiliar jamás se ve y queda solo en la actitud de ella. Pero obvio no acaba ahí, pues pese a que se anuncia a que Adrian -el ex- ha muerto, ella sabe que no es así, pues como es un genio de la óptica, ella está segura que inventó un traje de ¡hombre invisible! - pues claro, es lo que haría cualquier genio de la óptica y machista haría- -punto para Hollow Man, la película con Kevin Bacon que se vuelve referente inmediato para las generaciones recientes- De ahí en adelante ella empieza a actuar cada vez más loca, cosa que llega a generar en el espectador la duda de si realmente existe el hombre invisible o es cosa de ella, pues hasta el hermano de Adrian (Michael Dorman) le enseña fotos del supuesto acosador muerto, por lo que la cinta se irá envolviendo entre paranoia, superstición y ciencia loca que culmina en un clímax medio exageradón y un final no tan convincente por eso de la presunción de inocencia que menciono antes.
Sí, culmino mi argumento medio esbozado porque no quiero spoilerear nada, y casi cada palabra que diga puede volverse un adelanto innecesario para los que aún no ven la película.
Con una actuación merecidamente aplaudida de Moss, la cinta apenas aguanta a sostenerse como una buena película B, que pese a que a muchos les gusto en demasía en nuestro caso aún la sentimos tibia y no preparada para competir con lo top de lo top del cine de horror, aún en su categoría varias veces mencionada, B.
No obstante, échenle ojo, que la verdadera opinión importante es la de ustedes ...
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