domingo, 15 de diciembre de 2013

The Lord of the Rings: Fellowship of the Ring (2001)

Para hablar sobre cine, yo me he referido varias veces al valor de la experiencia como máximo punto a criticar para poder hablar de su bienhechura o chafez; el nivel en el que una cinta puede afectar las vidas de la gente es el elemento fundamental para poder saber si una película vale o no vale la pena, si es una obra de arte, una obra maestra o un capricho codicioso scatológico que solo desea ser una trampa de osos para los bolsillos de los idiotas.
Así que para empezar a hablar de una de las mejores sagas de nuestros tiempos, comenzaré a referirme a manera de experiencia, de cómo salía la gente sin poder creer lo que había vivido/visto, ese increíble viaje del héroe que los había levantado de sus comarcas y llevado, no importa cuán pequeños fueran, a un viaje a salvar el bien del mundo de las garras de la oscuridad misma, encontrando toda clase de seres que solo en tu imaginación habías logrado concebir... Esa es la experiencia del Señor de los Anillos, y el viaje de Frodo en el inicio de su intento de salvar Tierra Media.
Entonces la historia sobre cómo el tío Bilbo (Ian Holm) decide dejar finalmente la vida en la comarca atrás, entregándole su más valioso tesoro, un anillo mágico, a su sobrino Frodo (Elijah Wood), solo para que, una vez obteniendo el anillo, él y un amigo mago, llamado Gandalf (Ian McKellen) descubrieran que es un anillo que el mal mismo, Saurón, está buscando para conquistar el mundo entero y llenarlo de oscuridad, lo que provoca que Gandalf y Frodo, al lado de otros tres hobbits: Sam (Sean Astin), Merry (Dominic Monaghan) y Pippin (Billy Boyd) emprendan un viaje al cual se les une una comunidad de distintas razas, conformada por dos humanos Aragorn (Viggo Mortensen) y Boromir (Sean Bean), un elfo, Legolas (Orlando Bloom), y un enano: Gimli (John Rhys Davies), con el propósito de resguardar el anillo y llevarlo a un volcán para destruirlo.
Al elenco al que también se les une Christopher Lee como Saruman el mago blanco, Hugo Weaving como Lord Elrond y Liv Tyler como la elfa Lady Arwen, se le elogió con unanimidad, así como a su creador y director de orquesta, el neozelandes Peter Jackson, quien se ganó gracias a la cinta un lugar en la historia del cine, y a la vez alzó fuera del anonimato su serie de películas B filmadas en Nueva Zelanda.
Teniendo como resultado, una experiencia fantástica como el cine debería de crear, así como Meliés alguna vez lo consiguió, así como Spielberg lo hacía con sus grandes éxitos, Jackson hizo de la historia de J R R Tolkien una de las mejores películas jamás hechas, y en esta entrega solo es una probadita de lo mucho por venir...











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