Escrita y dirigida por Todd Haynes, y basada parcialmente en la vida y facetas de Bob Dylan, nombrándola así por la apócrifa grabación de sótano llamada de esa manera y no dada a conocer sino hasta el lanzamiento de la cinta y su subsecuente soundtrack, es un viaje psicoconceptual existencialista artístico por las miradas y concepciones del música con base a distintos alter egos interpretados sin duda magistralmente por cada uno de sus interpretes, destacando sobre todo las actuaciones de Markus Carl Franklin como Woody Guthrie, y la de Cate Blanchett como Jude Quinn, prueba es que no por nada gana mejor actriz de reparto en lso Globos de Oro.
Entonces, encontrando pies y cabeza, y orden a lo laberítico, podemos contar de la siguiente manera, Guthrie es el espíritu infantil, el viajero que mira el mundo con ingenuidad, el prospecto niño genio; siguiéndole Jack Rollins (Christian Bale), la estrella acendente de protesta, un tanto impersonal, pero inspirativo y generador de la leyenda del ícono; Esta Rimbaud (Ben Whishaw), quien solo aparece en ocasiones narrativamente, opinando del camino, cosa relacionable por las secuencias donde el/los personaje-s conocen a Alen Ginsberg, mostrando énfasis absoluto por la conexión, amor y admiración de est-os/e siente(n) por la poesía; Siguiendo está Robbie Clark (Heath Ledger) la estrella que a la vez es esposo, amante y padre, balancenado de mala manera ese lado familiar con la fama, teniendo de un lado a su esposa (Charlotte Gainsbourg) y sus pequeñas, y en el otro la fama de gran artista en apogeo, con mil musas esperando a ser conquistadas por él; el paso siguiente es Jude Quinn, que es la estrella absoluta, que se margina a sí mismo en alcohol y drogas, elevándose a un mundo permanente de ensueño, donde no hay profesionalismo ni veracidad para sí mismo, hay cuestionamiento de a donde va, de de dónde viene, de si es sincero, de qué hace, o solo ser esa gran superestrella que consume los ojos del mundo con el caminar de sus destellos cubriéndole el cuerpo entero como sol caminando entre mortales, cosa que podría encontrarse remediada con un segundo papel de Bale ésta vez como el Pastor John, que podría ser el puente para el que podría ser el personaje final, Billy the Kid (Richard Gere), que regresa al pueblo del que habló cuando niño, Riddle, que se encuntra al borde de su destrucción, él, disque-encubierto presenciará ésto encontrando más de sus vestigios de su recorrido en los distintos rostros que Haynes nos compartió.
El elenco se completa con una carismática Michelle Williams, Julianne Moore, entre otros tantos más...
Pues como oyeron el cuerpo narrativo es un viaje estupendo, que no solo es ayudado por la obvia música de Dylan, sino que se vuelven solo paredes en una estructura multiusos que el director construye maravillosamente, como construcción de Escher, cuya confusión hacia habitaciones metaforicas serán un deleite de conocer, teniendo una de las más fascinantes "biopics" (si podría llamársele así) que podamos recordar.
¡Absolutamente recomendable!
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