La segunda película del persistente y versátil Steven Sodenbergh está basada levemente en los libros El Poceso y El Castillo de Franz Kafka, además de contar con la presencia de Jeremy Irons en el protagónico.
Sobre la angustia y la opresión sistemática de la que tanto escribió Kafka, la cinta, pudiéndose poner al lado de adaptaciones cinematográficas con estilo similar como 1984 o Un Mundo Feliz, destaca, sin embargo, no llega a convercer de ser un digno homenaje al complicado director, algo como lo realizado por Orson Welles en su versión noir del Proceso, sin embargo, tampoco llega a ser una chafada.
No pasa nada, por lo tanto, si no la ven, pero tampoco pasa nada si la ven... solo que si son kafkeanos de corazón, mínimo se recomienda que la conozcan.
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