martes, 18 de abril de 2017

Raw (2016)

Conocida también como Voraz o Grave, Raw es el nuevo proyecto infladísimo por la publicidad previa, mencionándola como el gran nuevo fenómeno del horror, con una expectativa del forje de Actividad Paranormal o La Bruja de Blair, pero hablando de ella de un grado de intensidad del estilo de Mártires o hasta Guinea Pig, llegando al extremo de avisar que regalarían bolsas para vómito antes de entrar a las salas de cine... Imaginen qué tal grande la anunciaban, que aún siendo una película no hollywoodense tuvo buena distribución = Gran Marketing, viralidad a todo lo que da... pero ¿es digna tanta hipérbole para lo que realmente es?
Dirigida por Julia Ducournau, la cinta narra la historia de Justine (Garance Marillier), hija menor en una familia de veganos, todos veterinarios egresados de la misma universidad; ahora es el turno de la protagonista, y los papás la llevan allá, donde se encontrará con su hermana (Ella Rumpf), una chica idéntida a Brian Molko de Placebo, y la guiará en su camino en medio de la gran novatada del campus. Ya adentrándose, se ve que Justine es muy rara, ñoña -por decirlo de otro modo-, y no logra adaptarse jamás, teniendo como único amigo a su roomie gay (Rabah Nait Oufella), con quien empezará a desarrollar una bizarra relación. Entre las novatadas está comer carne, lo que rompe bruscamente la tradición familiar; no obstante, Alex, la hermana, la incita/obliga para que no la traten aún más de freakie. Una vez probada la carne, Justine empieza a desarrollar un hambre alocada por la proteina, hasta la escena donde tiene la oportunidad de probar la carne humana, no se resiste, y una vez ha sucedido lo que esperabamos, Justine tiene que sofocar esa sed canibal que la hará mil veces más rara, mil veces más lucidita-millenial-incomprendida-emo-oso-total.
Entonces ¿es buena o no?
Sin duda la película es bastante interesante, la manera en la que es narrada es peculiar y original, con todo y el millar de escenas de sobra que parecen estar ahí solo para llenar el espacio necesario de largo metraje. Las actuaciones de los protagonistas es aceptable y ad hoc a lo que suponen deben ser. El estilo y la manera decidida por Ducournau se siente en ocasiones medio forzada, tanto musicalmente -pues parece estar urgida por ser de esas películas cool de soundtracks inolvidables- como fotográficamente -pues tiene bastante buenas tomas, que incluso pueden notarse homenajes al cine de Dario Argento o Alejandro Amenabar- pero al final parecen sobre puestas y no congruentes con lo que la narrativa va requiriendo. Para terminar, hablemos de esa expectativa gore que se hizo, que si era como decían, seguro haría que la libertad sangrienta que existe hoy en los espectáculos, de las series al cine, dieran un giro absoluto y diera paso a una nueva era del horror: No, no la cumple. Si alguien en serio vomitó durante la proyección de la película, seguro comió algo malo antes, y lo sacó a la mera hora del filme; cualquier capítulo de Walking Dead es un millón de veces más grotezco que lo trabajado aquí... Publicidad engañosa; ya ni en el orgánico par a par podemos confiar...
No obstante, la película no es mala; destaca ante el acostumbrado cine B mal traducido al que las distribuidoras nos tienen acostumbrados; es recomendable de ver con una expectativa razonable, no basada en las mentiras que hicieron que corriéramos a los cines en cuanto saliera; finalmente el fin es ganar taquilla, pero luego el resentimiento histórico es más cruento que una mala recepción del público en cuanto a asistencia a las salas refiere...No esperen nada trascendente; de algunos puede llegar a ser su cinta favorita, pero para los realmente objetivos en la cinefilia del horror no podemos talvez ni dejarla cerca de los grandes megaclásicos que nos hicieron seguidores de este tan hérido género que tanto disfrutramos entre chorros de sangre e incomprensión maldita nocturna.










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