Catalogada como comedia negra y basada en el secuestro de la actriz Patricia Hearst, y dirigida por el controversial John Waters, director famoso por Pink Flamingos, la película casi desconocida que narra el secuestro de una actriz de perfil A (Melanie Griffith) por un grupo de cineastitos anarquistas, interpretados por Stephen Dorff, Alicia Witt, Adrian Greiner, Michael Shannon, Maggie Gyllenhaal, y algunos menos conocidos, cuyos cuerpos tienen tatuados los nombres de Otto Preminger, Kenneth Anger, Pedro Almodovar, Andy Warhol, Sam Peckingpah, David Lynch, Gordon Herschell Lewis, Spike Lee y Rainer Werner Fassbinder, solo para marcar un precedente, marcar el punto de la diferencia y decir "Hollywood sucks".
Por lo tanto la distribución y la crítica fue difícil de superar, aún cuando la fanaticada la volvió con el tiempo una película de culto.
La película actualmente es muy difícil de conseguir, pero es recomendable como declaración y guerra de Hollywood contra el cine independiente. El menosprecio, las malas críticas y el repudio externo puede justificarse por su ácida interpretación de que Hollywood es inexpresivo y antiartístico.
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