Ninguneada en un principio, la adaptación de la obra de teatro Everybody comes to Rick´s de Murray Burnett y Joan Alison es una de las máximas películas de todos los tiempos, siendo top en todas las listas, aparelada con otras joyas como Citizen Kane o El Padrino; pero sin duda, una de las historia de amor más memorables es la del controversial trío que en tiempos de la segunda guerra mundial conformaron Rick, interpretado por Humphrey Bogart, Ilsa, interpretada por Ingrid Bergman, y Laslo, interpretado por Paul Henreid; todo dirigido por Michael Curtiz, fotografiado por un gigante comprobado en el Halcón Maltés y Frankenstein, Arthur Edeson, y contenedor de uno de los más innolvidables scores del cine, con la afamada As Time goes by de Herman Hupfeld, la cinta es de las pruebas de que en el pasado también en los óscares hubo joyas legendarias (pues la mayoría de leyendas cinematográficas históricamente comprobables fueron ignoradas por la academia), y ésta fue una de ellas.
Sobre la actual vida de Rick, viviendo de un bar que tiene en la Casablanca marroquí, un popular negocio al que asisten viajeros y nativos para pasar el rato y olvidar la pesada situación que la segunda guerra mundial lleva a las almas de los habitantes del mundo; pero cierto día llega el motivo de la depresión e impresión de tragedia con la que Rick siempre carga: una chica que lo abandonó en Paris de pronto, justo después de un maravilloso y amoroso momento, Ilsa, quien ahora está casada con un mienmbro dorado de la resistencia antinazi, quien busca unas cartas de tránsito que les permitirían un paso libre por Europa, y esto les ayudaría en su lucha por lo que es justo, cartas que Rick, por azares del destino, poseía; algo que pondrá a Rick a decidir con balanza si quedarse con Ilsa y huir, o darle las cartas a Lazlo, el esposo, para que haga lo que el "greater good" tendría que hacer...
Y sí, como la crítica que hace Umberto Eco, la cinta llega a tener los arquetipos clitché del amor desgraciado, el vuelo, el triángulo amoroso, la mujer enigmática, el aventurero ambiguo, el borracho redimido, entre otros aspectos de un clitché dramático, es a veces en esos clitchés donde se encuentra el ideal del ser, la lucha contra la tragedia aleatoria y la supervivencia del honor, y ese ya mencionado "greater good", que podría ser al final de todo, el objetivo a conseguir, solo para construir una edificación de una historia básica, sin la fantasía del heroísmo, sino la sencillez de la decisión como único acto heróico del hombre común, quien entonces se torna de ésto a formador y reformador del destino, y la coincidencia entonces ayudará a definir el porvenir de algo que puede (no certeramente) modificar el mañana, superando al yo, para beneficiar a la mejoría común.
Completando el cast con Claude Rains y Dooley Wilson, y ganadora de los óscares a mejor película, dirección y guión, Casablanca es una pieza sencilla, gigante, memorable, épica, romántica, bélica, la cinta sin duda logra hablar de esto sin la melosidad que ésto mismo pareciera implicar; se vuelve una indispensable de todos los tiempos, favorita de muchos, demonio de otros tantos, pero sin duda es una absoluta recomendación de un ojo y de un sin fin de críticos y reseñistas más alrededor del globo; una básica, un tesoro, una pieza maestra.
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