Ahora bajo la dirección de Tony Randel, pero sin perder la fuerza de la
primera parte, pues la historia es escrita nuevamente por Barker, un año
después de la primera parte, la historia de Kirsty Cotton (Ashley Laurence) da
seguimiento a lo ocurrido con Pinhead y los cenobitas con anterioridad, solo
que ésta ocasión Kirsty se adentra más en su infierno, y los secretos de
estos demonios que usan las almas de juguetes sexuales se muestra más
explícitamente, fortaleciendo las ideas iniciadas en la primera parte.
No es la máxima obra de horror, pero ayuda a la concretización infernal de
la saga.
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